1. Éramos contrarias. Era a vel si podía salil antes que ella pa recogel-los yo. Iba barriendo, barriendo, barriendo, hacía un montoncillo, volvía, más alante, más alante, otro montoncillo, luego venía ella detrás, cogía otro poco palante. Ay también, qué bregueo con los cagajones, Dios mío de mi alma.
2. En el pueblo habiâmos dos zapaterías. Una la mía, y la de mi contrario estaba pallá pa la carretera.