¡Qué tentaciones! → 1- Expresión de lamento que se usa en el sentido de ¡Qué ocurrencia! o ¡En qué hora se me ocurriría hacer...! Suele emplearse cuando una acción aparentemente inocente o inofensiva da lugar a un accidente o a una consecuencia negativa (leve o grave). El lamento implícito en esta expresión es que si hubiéramos sido más sensatos se podría haber evitado, aunque también se usa en situaciones donde interviene la mala suerte sin que nosotros tengamos culpa ninguna.
2- También usado para señalar que la idea o intención de alguien es disparatada, bien para censurarla o bien para indicar que nos parece divertida o muy ocurrente.
(en lenguaje infantil) Tercero en número de orden. Lo dice un niño para reivindicar su posición en una fila o en algún tipo de turno de espera (= yo soy el tercero).