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Origen: Latín. Nos viene del castellano antiguo.
Etimología:
Del latín -utus, de donde deriva el estándar -udo (abundancia, intensidad o gran tamaño: barrigudo, bigotudo, panzudo, melenudo). El peraleo -uto podría ser una forma arcaica que no hubiese seguido la regla habitual de transforamación de la T latina en D al pasar al castellano (scutum→ escudo, por ejemplo). Su matiz despectivo lo habría asumido posteriormente por influencia del sufijo despectivo castellano -ucho.
En cualquier caso, es aplicable a un número muy limitado de palabras: maluto, cansuto y probablemente farraguto (de farraguas) y zaraguto (trozo grande), por lo que no parece ser productivo. Cansuto sólo lo hemos encontrado, además de en nuestra zona, en algún punto de Zamora y Ciudad Real. Maluto y zaraguto parece darse sólo en algunos puntos de Cáceres, y farraguto parece ser exclusiva de Peraleda.
Esta escasez de ejemplos no sorprende mucho. Del latín -utus derivó el castellano -udo y el italiano -uto, y en ninguna de las dos lenguas el sufijo es muy productivo, centrándose sobre todo en partes del cuerpo.
Cómo llegó el sufijo latino -uto hasta el peraleo conservando la T es algo que ignoramos.
Apóyanos con tu firma para salvar el Dolmen de Guadalperal y también para salvar el retablo esgrafiado de Peraleda.