adjetivo, coloquial
En español: Testarudo, Cabezón, Obstinado, Cabezota
Ver Tener la cabeza como un boliche, Butrago, Cabezote, Calamandrú, Chamorro, Encestalse, Escorregible, Porro, Sesmero, Testarrúo
1. Mira que le tengo dicho que se venga con musotros a vivil, que ya es mu mayol. Pos na, es mu porrúo y no quiere, hijita.
2. Ay que vel lo porrúa que es mi nuera, como diga que no, es que no hay na que jadel.
Ver palabras relacionadas: Defectos Personalidad Personas
Origen: Latín. Nos viene del castellano antiguo. Es español inusual. Se usa en algunas partes de España.
Etimología:
Del latín porrum (puerro, cebollino), que por tener un extremo delgado y el otro gordo, dio nombre a la porra (arma de madera usada para romper cabezas en las batallas). En la Edad Media se ponía en medio de los campamentos militares una porra para marcar el centro. Cuando un soldado era indisciplinado se le mandaba "ir a la porra" para allí recibir el castigo ejemplar a la vista de todos. De ahí proviene la expresión "¡vete a la porra!" para quitarse de encima a alguien muy molesto. Asociando, pues, la idea de persona molesta con la porra, se empezó a usar coloquialmente para referirse a una persona muy molesta, pasando a porro si era un varón (Juan es un porro). La encontramos por primera vez en un texto en El Quijote, refiriéndose a Sancho Panza con la idea de bruto, rústico, persona sin cultivar:
"Tú, que para mí sin duda alguna eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, con solo el aliento que te ha tocado de la andante caballería, sin más ni más te vees gobernador de una ínsula". (Don Quijote 2ª parte, Miguel de Cervantes, 1615).
Finalmente apareció la forma porrudo, añadiendo a porro el sufijo aumentativo -udo como variante enfática (cornudo, peludo, cabezudo). En peraleo, como siempre, pierde la -D- intervocálica para dar la forma -ÚO (caldúo, leyúo, pelúo...).
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