1- Gajo de naranja.
2- En la sandía, trozo que se queda en el centro al ir cortando rebanadas y que no tiene cáscara.
Forma abreviada de muchacho, usado en forma apelativa cuando un adulto se dirige a un niño o joven, o para apelarse los niños entre sí (mucho menos usado para o entre niñas).
Entre personas mayores también se puede usar esta fórmula apelativa, pero esto ocurre principalmente en dos situaciones:
A- Para llamar la atención de alguien, algo así como el equivalente a: "¡Eh, tú!" (Eh, chacho, ¿nos tomamos otra?).
B- También se usa bastante en exclamaciones (¡Oys chacho, dende cá que no haciâmos esto!)
Eso sí, cuando no es entre niños es imprescindible que haya un mínimo de confianza, ya que es una forma muy coloquial de dirigirse a alguien, y es más raro este uso entre o hacia mujeres. Las mujeres entre sí preferían llamarse hermana o hija/hijita y al hablar con una niña lo normal era llamarle "muchacha", no "chacha".
Se usa de manera despectiva para referirse a una persona insignificante, insustancial, poco relevante.
Persona que se dedica a comprar y vender objetos de ocasión y trastos viejos.
Vestidura corta a modo de blusa con poco adorno que usaban las mujeres. La chambra de los días de fiesta era más elaborada y con más adornos y se solía llamar sayo. A la chambra negra también se la llamaba jubón, aunque algunos llamaban jubón a todo tipo de chambras.
Especie de camisetilla interior o chaleco usado por algunas mujeres, muy corta y ceñida con tirantes en los hombros que cubría la zona del pecho. Sería en cierto modo el equivalente del sujetador moderno, aunque la mayoría de mujeres usaban el justillo, que sujetaba más.
Manchas rojizas que salen en las mejillas generalmente a causa del calor, el frío, la fiebre, etc.
Apóyanos con tu firma para salvar el Dolmen de Guadalperal y también para salvar el retablo esgrafiado de Peraleda.