Persona inquieta, que no puede estar ociosa y siempre tiene que estar haciendo algo.

Persona poco seria e irresponsable.

Persona de poco seso y juicio.

1- Chorrito de un líquido. 2- Manantial, lugar donde brota un chorro de agua subterránea que da origen a un regato o arroyo. 3- Chorlito, ave limícola, que suele anidar en el suelo. 4- Despistado (especialmente en la expresión "cabeza de cholrito").

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Ser estirado, presumido, arrogante, orgulloso.

Ir con orgullo y presunción, dándose importancia.

Cobarde, apocado, falto de valor o ánimo para actuar o tomar decisiones.

1- Persona que intriga contando secretos y falsedades. 2- Persona que se esfuerza por tener y mantener tu atención (especialmente dicho de los niños).

1- Aburrido, harto o cansado de escuchar o aguantar a alguien. 2- (dicho de la cabeza) Embotado de tanto ruido o de tener que aguantar a gente tan pesada. 3- Corrupto.

Persona ruda y tosca.

Se dice normalmente de los chavales o chavalas que apuntan comportamientos poco buenos.

Persona avariciosa, acaparadora y egoísta, que lo quiere todo y sólo piensa en ella misma.

1- Culo demasiado grande o que se planta en el sitio más inoportuno o indeseable. 2- Refiriéndose en teoría al trasero pero en realidad para indicar simplemente que esa persona es perezosa o vaga.

1- Parte de la ropa, especialmente de los pantalones, que cubre la zona del culo. 2- Remiendo en una prenda de vestir que se pone en la parte de las nalgas. 3- Persona cobarde (sobre todo dicho de niños).

1- Persona que tiene mal genio, o es muy traviesa, temeraria y atrevida. 2- Apelativo con que se dirigen los mayores a algunos niños traviesos o que sorprenden por algún motivo, pudiendo ser tanto cariñoso como mostrando enfado. 3- Cada uno de los ángeles rebelados contra Dios, espíritus del mal. 4- El Demonio, Satanás.

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1- Es uno de los insultos más frecuentes en peraleo. Puede variar desde flojo (o casi cariñoso) hasta muy fuerte, según el tono y la cara de quien lo pronuncia. Lo usa mucho todo el mundo, hombres, mujeres y niños. 2- También se puede usar con el sentido normal de persona que sufre desgracias.

Estar despendolado, desmadrado, sin control ni límites.

Persona mangoneadora, que toma decisiones que no deberían corresponderle o que las toma sin contar con nadie. Suele tener el matiz añadido de que lo hace frecuentemente.