Chascarrillo que los niños soltaban frecuentemente cuando alguien (especialmente otro niño) les señalaba que se habían equivocado. Más que una manera de reconocer su error era una forma "listilla" de esquivar la humillación por haber sido pillado en falta (cosa que para un adulto no funcionaría pero para un niño sí). A veces también es usado por los adultos no como disculpa sino con resignación o humor.
Ver Enquivocación, Enquivocal1, Enquivocao, Y el que tiene pies anda al revés
1. —Aaah, que eso nô se dice asín, que t'has enquivocao, ja ja. —¿Qué pasa? El que tiene boca se enquivoca.
2. —¿Pero cómo le pedistes trece, si nô mos jadiâ falta mas que diez? ¿Nô ves que tenemos diez ovejas namás? —Ah, yo qué sé. El que tiene boca se enquivoca. Me salió trece, yo que sé por qué.
Comentarios:
Esta expresión es un refrán usado en toda España. La peculiaridad peralea es que era más frecuente y su uso se daba sobre todo entre los niños.
El niño que señalaba el error, ante la respuesta del otro (el que tiene boca se equivoca), a veces respondía "y el que tiene pies anda al revés". De este modo reitera la humillación del niño equivocado al tiempo que evita, con su respuesta, la humillación de permitir que el otro tenga la última palabra (así funciona la psicología infantil, el caso es ser el último en decir).
Esta respuesta, igual de "listilla" que la del otro, lo que viene a decir es que tener boca no implica que tengas que equivocarte, porque igualmente tienes pies, y no por eso andas al revés, así que no es disculpa.
Campos semánticos: Chascarrillos
Origen: Es castellano con variación de uso. Se usa en toda España.
Etimología:
La forma enquivocar es una variante medieval desaparecida del español, pero conservada en peraleo.
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