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Una perrita pa mi churumbel, que no tiene ni manos ni pies.

Churumbel
Atribución de imagen: Fondo de Raíces

Expresión usada en Carnavales para ir pidiendo por las casas.

En Carnavales los niños y los adultos se disfrazaban de gitanos (así se decía, pero en realidad era el traje regional) e iban en panda por las calles pidiendo dinero. Se llevaba un palo largo y atado o pinchado en la punta se ponía un churumbel, que era una muñeca a la que se le quitaban los brazos y las piernas, y se iba diciendo esta retahíla: "Una perrita pa mi churumbel, que no tiene ni manos ni pies".

Con esto se pretendía imitar a aquellos gitanos que iban por las casas pidiendo con un niño pequeño cogido. Los gitanos llaman a los niños churumbeles, o así creíamos, y al añadir nosotros "que no tiene ni manos ni pies" lo que pretendemos es, jocosamente, dar más pena, y de paso sacar una rima con churumbel.

Ver Churumbel1, Perras1, Una perrita, hermano, p'al intierro de Cristo

 

1. —¡Una perrita pa mi churumbel, que no tiene manos ni pies! —Tomâi, hijitos, un durino pa que sus compréis alguna cosina pa'l día las meriendas.

Comentarios:

Por los años 60 o 70 se produjo una especialización en los disfraces. El lunes de Carnaval los niños se vestían (disfrazaban) de piratas, egipcios, Superman, etc. y pedían dinero. El martes se  vestían de trajes regionales ("de gitanos", como se decía) y se pedían huevos, patatas y chorizos (estos últimos eran los más codiciados y difíciles de conseguir). El miércoles se iba de merienda al campo (se llamaba, y aún se llama, el Día de las Meriendas). Con los huevos y las patatas las madres confeccionaban tortillas de patata, y con el dinero sacado de pedir se compraban bebidas y chucherías. Todo ello se comía en el campo, además de los chorizos si se había tenido la suerte de conseguir alguno. Al anochecer se hacía El Entierro de la Sardina, tradición que en los años 50 o 60 se perdió y fue reintroducida de nuevo en los años 80 del siglo pasado.

Mientras casi toda España eliminó sus carnavales por orden del general Franco (Navalmoral incluido), Peraleda fue de los pocos sitios de España que desafió la prohibición y los siguió celebrando como si tal cosa (carnavales, sí, sí/ carnavales, no, no/ nos vamos a divertir/ con permiso del alcalde/ y de la Guardia Civil, reza una coplilla popular), y aunque eran días lectivos, los niños no acudían a clase hasta después del miércoles, fiesta local "de facto" por tradición.

Nadie se metió nunca con nosotros (al parecer porque nuestro alcalde Lucio García era muy carnavalero y se arriesgó). A finales de los 70 se resucitó también la antigua tradición de celebrar un concurso de carrozas, que durante años había desaparecido.

Los carnavales de antes eran menos sofisticados pero mucho más divertidos, no se actuaba ni se desfilaba pero sobre todo los niños los vivían desde que se levantaban hasta que se acostaban. No hacía falta beber nada para estar alegre, la alegría ya se llevaba puesta.

 

Campos semánticos: Chascarrillos Festividades no religiosas

Etimología:

La etimología de la palabra churumbel, que significa niño, proviene del latín calamus (caña), que en francés antiguo pasó a ser chalemie (flauta de caña). Por asociación, pasó a designar el pene de los niños, y luego pasó a referirse al niño en sí, y después a cualquier niño o niña. Chalemie, ya con el significado de niño, entró en el habla gitana (caló) del sur de Francia y de ahí pasó al habla popular de Andalucía. En España, siguiendo reglas fonéticas típicas del sur, evolucionó hasta su forma actual, churumbel.

El origen de esta retahíla para pedir dinero es desconocido. Puede que en algún momento del pasado llegaran al pueblo unos pobres que tuvieran de verdad un niño sin brazos ni piernas, y la gente se quedó con esa copla.

Sea como sea, pudiera ser algo propio de Peraleda porque, que sepamos, en ningún otro sitio la conocen. Tampoco sabemos si la forma original era perrita o perrina o daba igual. El caso es que el diminutivo peraleo normal en este caso sería perrina, pero parece que a la hora de pedir por caridad era más usada la variante perrita, pues en esta expresión se usa esta forma y en otra típica de Semana Santa (Una perrita, hermano, p'al Entierro de Cristo) también es la forma más usada. Eso podría deberse a que la gente que pedía por las calles eran viajeros venidos de lejos, y usaban el diminutivo estándar.

 
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