interjección
También: Pos vêlahí
En español: Ya ves
1- Como interjección puede usarse vacío de significado en una conversación mostrando desinterés, distanciamiento o simplemente quitando importancia.
2- También se usa mucho como manera de esquivar una respuesta.
3- A veces se usa, contrariamente a la acepción primera, para llamar la atención sobre lo que decimos a continuación.
4- Se oye a menudo usado sin significado alguno, como simple muletilla. Este vaciamiento se debe a un sobreuso de la acepción tres, que algunas personas hacen tan frecuente que pierde todo sentido. Con esta acepción, y a veces con la tres, se pueden usar también el resto de formas peraleas de valor deíctico (vêlaquile, vêlallí, etc.).
5- Para expresar resignación: qué le vamos a hacer, así son las cosas.
6- Para señalar la causa de algo, seguido de "por lo que..." (vêlahí por lo que no quería). No se usaba con "por qué..." (*vêlahí por qué no quería).
Ver Vêlahí1
1. Iba p'ancá María y digo, pos vêlahí, voy a pasal a ver a mi comadre, que jade mucho tiempo que no la veo.
1. —¿Qué jades? —Vêlahí, pelando unos ajos que estoy.
1. —Oys qué bonita la chaqueta esa, ¿no? —Pos vêlahí, en el mercaillo que me la he comprao.
2. —¿Pero qué jades aquí? ¿No t'ibas tú al río esta tarde? —Vêlahí.
2. —Oj, pos si a ti no te gustaba la molcilla. —Vêlahí, pos ara sí me gusta.
2. —¿Y por qué coños has pintao las paredes de verde? —¡Pss! Vêlahí.
3. Via su casa a pedil-le que me devuelva las tenazas, y vêlahí, que me dice izque no, que yo no l'he dejao na.
3. Allí no tienen la torre ena iglesia, vêlahí, sino más desapará.
3. Pos mira, vêlahí, si no pues pagal-lo yo te lo presto y el mes que viene me lo devuelves y andando.
4. Yo iba pol-la calle, vêlahí, y me tope con la tia Virginia, la mujer esa, vêlahí, que vive pa'l Regatón, y esa jue vêlahí la que me lo contó to. Ay, ay, ay, oysss, madre, vêlahí qué cosas pasan, hijita.
4. Pero que está cogiendo vêlahí él to las que quiere y le da la gana.
4. [Yo no sé] si se lo han llevao quizá algún alipende de vêlaquí de la taverna o por ahí pa encender algún brasero.
5. —Oys lo del tû muchacho, qué disgusto tendrás. —Sí, vêlahí.
5. Este año mos se han secao to los melones, vêlahí.
6. Ah, mira. Vêlahí por lo que vino más tarde. Ya me pareciâ a mí que eso que dijo no cuadraba mucho.
Comentarios:
Tiene también un uso deíctico muy frecuente (velo ahí, ahí está) formando parte de toda una plétora de expresiones equivalentes (vêlallí, vêlaquilas, etc.) tal como se explica en la otra entrada de vêlahí. Su escritura refleja que aunque el hablante tiene conciencia de ella como una sola palabra, mantiene el doble acento de la forma original (vela ahí), algo que nos diferencia de otras zonas donde sólo conserva un acento, como en Zamora veláy.
En todas las acepciones, excepto en la 4, vêlahí es intercambiable con la forma pos vêlahí.
Ver palabras relacionadas: Interjecciones Muletillas
Origen: Nos viene del castellano antiguo. Es castellano desaparecido. Se usa en algunas partes de España.
Etimología:
Interjección derivada del deíctico velo/vedlo ahí, con el imperativo del verbo ver. Esta forma medieval tuvo su apogeo en el Siglo de Oro y aunque en peraleo mantuvo su valor deíctico también conserva este otro valor, que aunque nunca entró en el estándar, antaño debió de estar extendido por buena parte de Castilla, o al menos, que sepamos, por el oeste, en cuyo caso quizá tenga algo de leonés.
Tome, señor, vela ahí la vara. (Entremés de Pedro Hernández y el corregidor, 1609).
La RAE lo define como expresión desaparecida y con un solo sentido "para dar por cierto o asegurar lo que se dice, a veces con resignación o indiferencia", que se corresponde a grandes rasgos con este uso nuestro que aquí comentamos, pero que no incluye nuestro uso como deíctico.
Sin embargo esta expresión sobrevive en países del cono sur (sobre todo Argentina y Paraguay) y algunas zonas de Castilla y León (sobre todo en Zamora y Valladolid) aunque pronunciada /vel-AY/ en lugar de /ve-la-HI/ y escrita velay. En esos sitios también se usa para expresar sorpresa, llamar la atención sobre algo o dar un toque de ironía o incredulidad.
"- Pues, ¡velay! -dijo el chaná-; ese mesmo saltiador me ha robao aquí el apero a pie" (Santos Vega, Hilario Ascasubi, Argentina, 1872).
"- Mire -le respondió Isidro-. El hombre inventó el trabajo para escamotear su vida, y yo, que soy bastante inteligente, voy consiguiendo escamotear la mía sin necesidad de trabajar... y, ¡velay!, que dicen los de Valladolid." (El Chiplichandle, J. Antonio de Zunzunegui, 1940).
"- Alto, paisano. ¿No leyó el bando?
- (En jaque.) ¡Velay!
- ¿Velay? ¿Y qué es velay?
- ¡Qué sí! ¡Que lo he leído!
- ¿Y por qué no lo cumple?
- ¡Porque no me da la gana!"
(Un soñador para un pueblo, Antonio Buero Vallejo, 1958).
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