sustantivo, masculino
En español: Farol, Linterna
Farol pequeño portátil.
Ver Litelna
1. Tia María, m'emprest'usté un farolillo pa la procesión d'esta noche, que el que tenía mi agüela se l'ha caío y se l'ha roto.
2. Nô lleves velas al cementerio, que con este aire se van a apagal toas. Llévate dos farolillos, asín alumbran hasta er día de los Binaos. ¿Nô comprendes que allí naide te los v'a robal?
Comentarios:
En el estándar se llamaba (hoy ya poco) linterna, o también farol o farol de mano, o incluso farolillo, por ser pequeño. Pero en peraleo se dice siempre farolillo, con el diminutivo ya lexicalizado.
Eran una versión en portátil y en miniatura de los faroles más grandes (llamados aquí, estos sí, faroles). Se utilizaban antiguamente si había que salir a algún sitio no iluminado (corrales, cuadras, etc.).
En el interior de las casas, excepto en las más pudientes, no era habitual que hubiese faroles grandes, que solían ser fijos y colgados del techo. Lo normal para alumbrarse cuando no había luz eléctrica eran los candiles, y en tiempos más modernos los carburos. Hay que tener en cuenta que dentro del farol se encendía una vela de cera, que en su día era más cara y escasa que el aceite usado en los candiles.
Al llegar la luz eléctrica y popularizarse las linternas de pilas, quedaron como una reliquia que sólo se usa para alumbrar a los difuntos en la festividad de Todos los Santos y en las procesiones ya que, al estar cerrados, impiden que el viento apague la llama del interior,
Ver palabras relacionadas: Diminutivos Objetos de casa Religión Utensilios
Origen: Latín. Nos viene del castellano antiguo. Es castellano con variación de forma. Se usa en nuestra zona.
Etimología:
Alejandro Magno fundó en Egipto la ciudad de Alejandría en el siglo IV a.C. Allí, en una pequeña isla cerca de la costa, llamada Pharos, construyó una torre de gigantescas proporciones con una hoguera en su cima para guiar a los barcos. Fue conocido como el Faro de Alejandría, una de las 7 maravillas del mundo.
Así pasó a llamarse faros a todas las torres de iluminación de los puertos. De ahí surgió el latín pharus, que dio el castellano faro. De esta palabra salió farol (caja de vidrio con una luz dentro). Las linternas antiguas también podían recibir el nombre de farol, porque eran como un faro portátil en miniatura. Por su pequeño tamaño a veces se llamaban farolito o farolillo, que es la forma que quedó en nuestro dialecto lexicalizada para designar a estas antiguas lámparas de mano.
Apóyanos con tu firma para salvar el Dolmen de Guadalperal y también para salvar el retablo esgrafiado de Peraleda.