La Niña de la Comunión

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Peraleda de la Mata está en medio de una zona donde abunda el misterio. Historias inexplicables, llenas de intriga e incluso terror tienen su origen en fenómenos o acontecimientos que nos vienen de hace milenios, siglos o simplemente décadas; unos cuantos años las más recientes, pues las cosas inexplicables siguen sucediendo. Para algunos simples leyendas, para otros puras realidades. Sean lo que sean, ahí están, y el visitante las puede explorar.

Veamos aquí uno de los fenómenos misteriosos más conocidos debido a su extensa difusión por el programa de misterios Cuarto Milenio y más recientemente por el cine: la Niña de la Comunión. Todo lo que estamos a punto de contarles ocurrió a tan solo metros de la salida 174 de la autovía A5.

Los hechos se remontan a finales del XIX. Una niña que vivía en una de las muchas dehesas que rodean Peraleda celebraba su Primera Comunión en la iglesia parroquial de Peraleda. Debía de ser de buena familia, tal vez la hija de algún marqués de algún palacete de los que aún se conservan por la zona, pues al caer la noche regresó con su familia rumbo al norte en un carruaje de caballos. En el camino de Peraleda a Torviscoso, antigua calzada, hay un puente romano que cruza un arroyo poco antes de llegar a las ruinas del desaparecido pueblo de Valparaíso. Un momento después de cruzar el puente, subiendo la cuesta hacia Valparaíso, varios lobos, que por entonces abundaban en la zona, les salieron al camino. Los caballos, asustados, se encabritaron. El carruaje se zarandeó violentamente. Una puerta se abrió, cayendo por allí la niña que en ella se apoyaba. Rápidamente el conductor, preparado para tales ataques, dio varios disparos al aire para ahuyentar a las alimañas, y encendiendo una antorcha él y el padre de la niña retrocedieron a pie suplicando que la niña, sana o herida, estuviera a salvo. Por más que buscaron no encontraron nada. A la mañana siguiente se unieron en la búsqueda otras personas de Peraleda, que peinaron la zona ya buscando al menos el cadáver de la niña destrozado por los lobos, pero nunca se encontró nada.

Desde ese momento se han venido sucediendo testimonios de personas que dicen haber visto a una niña vestida de comunión en el camino de Valparaíso, en el tramo que va entre las ruinas del pueblo y el puente romano, casi siempre por la noche. La niña simplemente está de pie al borde del camino y no hace ni dice nada, pero cuando te acercas sale corriendo y se esfuma entre la oscuridad del paisaje. Algunos no la han visto pero dicen haber sentido su presencia. Otros, más tecnológicos, han recorrido el camino con detectores del campo electromagnético, los popularmente llamados "cazafantasmas", y ya pasada la zona del cableado eléctrico (que produce falsos pitidos en esos aparatos), afirman haber localizado algún punto del camino en el que el aparato confirmaba la presencia de algo, que al momento desaparecía del alcance del detector.

La orografía y la presencia del arroyo ponen su parte en la lúgubre escena poniendo en ocasiones toques de película de terror, creando jirones de espesa niebla que se cruzan por el camino inmóviles como tiras de gasas suspendidas en el espacio y el tiempo incluso en épocas donde la seca meteorología debería impedir estas formaciones más propias del cine que de la vida real.

Lo más curioso de estos hechos es que se dan algunos casos de forasteros que, sin conocer nada de las historias locales, han parado en el área de descanso vecina, se han dado un paseo por el camino, y han sido testigos de la aparición sin poder haber estado previamente sugestionados para verla. Un caso curioso y muy reciente es el de un matrimonio que estando dentro de la sacristía de la iglesia en ruinas, vio pasar por la puerta un grupo de niñas de la comunión que iban cantando, y al momento otra niña sola que rezagada les pedía que la esperaran. Al pasar por la puerta les miró y ellos sintieron algo extraño, pero no le dieron mayor importancia porque a pesar de no ser época de comuniones pensaron que serían niñas haciendo una sesión de fotos de comunión en las ruinas. Más raro les pareció que al poco rato salieran y no vieran por ninguna parte rastro de las niñas ni de nadie más.  Luego se fueron a visitar Peraleda y allí en un bar, contando lo acontecido, se enteraron de que lo que habían visto no tenía nada que ver con una sesión de fotos.

Pero lo que realmente hizo que esta historia saltara a la fama y se diera a conocer por todo el país fue cuando Cuarto Milenio preparó un programa hablando de este extraño suceso. Allí contó su experiencia la última persona que acababa de presenciar el fenómeno. Un forastero que se hizo un chalé en la zona pasaba por el camino en coche por la noche y vio a una niña vestida de comunión parada en el camino. Al estar el área de descanso muy cerca de allí, pensó que se habría alejado del bar y que sus padres estarían también cerca. Días más tarde, conduciendo por el mismo camino, volvió a verla. Esta vez paró para preguntarle qué hacía por allí, pero la niña echó a correr hacia el puente romano, y aunque él corrió tras ella enseguida la perdió de vista. Luego le contaron la historia de quién era realmente esa niña.

Años después, el director de cine Víctor García decide llevar esa historia a la gran pantalla. Por supuesto la historia de Peraleda sirvió como base pero los guionistas se tomaron todas la libertad que quisieron narrando los hechos a su manera y transformando el pueblo cacereño de Peraleda de la Mata en un pueblecito catalán, aunque ese pueblo ficticio recrea muchos rasgos de la Peraleda original, así como el paisaje del camino de Valparaíso, que es semejante al auténtico. La película se estrenó en el festival de terror de Sitges y luego el 10 de febrero en toda España. Esta crítica cinematográfica explica la conexión de la película con Peraleda.

Crea o no crea en fantasmas, merece la pena darse un paseo por este paraje embrujado. Desde el área de descanso de la A5 hasta el puente romano es un paseo de 15 o 20 minutos, pasando junto a las ruinas de lo que fue la iglesia de Valparaíso, antiguo lugar romano lleno de leyendas. Si el destino quiere que puedan presenciar al espectro que vaga solitario y asustado por el paraje, no tema, nunca se ha dicho de nadie que fuese atacado o malherido más allá del miedo sentido -pero si encuentras una muñeca, ni la toques! Y si no ha tenido suerte y regresa sin otra cosa que el corazón acelerado por la emoción, siempre puede tomar algo de beber o de comer en los amplios salones y terrazas del área de descanso Los Cerrillos (donde hay restaurante, bar, hotel, tienda, gasolinera y parking gratuito) para después continuar su viaje a donde le llevara. O para probar suerte en otro de los puntos más misteriosos de la zona, a sólo unos cuantos kilómetros de allí, Las enigmáticas ruinas de Santa María.

 


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Escrito por Angel Castaño

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