sustantivo, femenino
En español: Mariposa
Utensilio para alumbrar consistente en una pequeña mecha encajada en un disco pequeño y fino de corcho cubierto por una capa de cartulina y que flota en un recipiente con aceite. (también usada para el insecto, como en el estándar).
1. María, ¿no tendrás porây unas mariposas? Es que m'han traío a la Virgen del Carmen y nô tengo ni un cachino vela pa ponélsela.
Comentarios:
Hasta no hace demasiado tiempo eran habituales en las casas peraleas estas económicas lamparillas. Su funcionamiento era muy sencillo: se vertía agua hasta algo más de la mitad en un vaso, plato o cualquier otro recipiente y sobre ella se echaba una pequeña cantidad de aceite. El aceite, al ser menos denso, quedaba flotando por encima.
Sobre este aceite se colocaba la mariposa que estaba formada por un trozo circular de corcho (para que flotase) sobre el que iba un trozo de cartón, en el centro del cual se encajaba una pequeña mecha. Esta se prendía por su parte superior, mientras que por la inferior iba absorbiendo el aceite. Una vez consumido todo el aceite, la mecha absorbía el agua y se apagaba, apagándose el fuego.
En los últimos tiempos se utilizaban para alumbrar a la imagen de la Virgen que se iba llevando por las casas, pero antes de que la luz eléctrica fuese algo habitual en los hogares, competían con los candiles o los carburos, ya que eran un sistema de iluminación simple, seguro y barato.
(también se puede referir al animal, como en el estándar).
Ver palabras relacionadas: Objetos de casa
Origen: Castellano antiguo. Es español inusual. Se usa en toda España.
Etimología:
De mariposa (cierto insecto), proveniente del apócope Mari (diminutivo de María) y posar. Estas lamparillas se llamaban así por semejanza con el insecto del mismo nombre.
Es probable que la palabra mariposa derive de alguna cancioncilla infantil. Otro insecto, la mariquita, deriva su nombre también de María, siendo Marica el diminutivo de María, y mariquita un nuevo diminutivo formado sobre el anterior.
En sardo las mariposas se llaman mariavolavola, que podría también venir de algún poema, cancioncilla o chascarrillo infantil (María, vuela, vuela). Del mismo modo, en castellano podría venir de "Mari, posa (pósate)". Tanto en la forma sarda como en la castellana, la idea es que el insecto -llamado María en ambos casos- vuela. Mientras los sardos la encuentran posada y la incitan a volar, los castellanos la encuentran volando y la incitan a posarse.
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