vocativo, adjetivo, sustantivo, género invariable, malsonante, peyorativo
En español: Gilipollas, Imbécil
Ver Censo
1. Yo no m'hablo con ese, qu'es un gelipolla.
2. Déjame en paz, gelipolla, ya no t'ajunto.
• Qué lástima el Niscasio, con lo güeno que es, y l'ha salío un hijo gelipolla.
Ver palabras relacionadas: Insultos
Origen: Árabe. Nos viene del castellano antiguo. Es castellano con variación de forma.
Etimología:
No hay consenso sobre el origen de esta palabra, aunque la etimología popular la asocia a un tal Baltasar Gil Imón de la Mota, que tenía dos hijas (o como se decía antes coloquialmente, dos pollitas). Como siempre andaban juntos, la gente decía "ahí va Don Gil y pollas". No consta que ese señor fuese imbécil, y esto es sólo una explicación popular, porque lo cierto es que esta palabra es mucho más antigua que este D. Gil.
En caló (el dialecto de los gitanos, de origen indio) la palabra jill significa bobo o torpe, y en muchas partes de Sudamérica se usa gil como sinónimo de imbécil. La cuestión es cómo se añadió la segunda parte de la palabra, que es la que se usa hoy en España y en Perú.
Lo que parece claro es que la -S final es sólo una forma de dar fuerza a la palabra. Si la segunda parte significa literalmente pene, la formación de esta palabra (órgano sexual y tonto) sería la misma que ha dado lugar a las formas coloquiales bobochorra y potorrobobo o tonto'lculo.
Otra explicación -más complicada, pero posible- se remonta a la época de la ocupación árabe, cuando entre los mozárabes se creó una expresión que mezclaba la palabra árabe hirr (órgano sexual femenino) con la romance pissa (órgano sexual masculino, que dió el actual picha), formando la expresión hirripichi, que los mozárabes y moriscos usaban con el sentido de maricón. Siglos más tarde este jirripichis o jirripichas, ya con el sentido de gilipollas, se mezcló con el tonto gitano gil (por la habitual confusión entre R y L del sur) y la sengunda parte se "modernizó" para darle más fuerza y regresar así a la dureza original, pues picha en español moderno es una palabra suave, incluso usada para niños más que para adultos, por lo que el insulto perdió fuerza y el cambio de palabra se la reinstauró. Lo que más fuerza da a esta teoría es comprobar que, efectivamente, en algunas zonas del sur de España se sigue usando el insulto jilipichis o jilipichi con el sentido de tontito o incluso gilipollas.
En la versión peralea se mantiene la forma singular, antes de que se añadiera en español la -S enfática, y el cambio de I a E en una sílaba átona es algo que ocurre con frecuencia en castellano.
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