En la parroquia de Peraleda de la Mata hay un plato limosnero (bandeja para recoger limosna) que, aunque bonito, no tiene nada de particular. ¿O sí? A primera vista parece un plato de cobre decorado, de esos que se compran en Guadalupe y abundan en las paredes de las casas de Peraleda. Pero si uno se fija a lo mejor nota algo más.

En realidad este plato esconde todo un enigma, que habría pasado desapercibido de no ser por una gran casualidad: contiene una imagen que se parece bastante al medallón visigodo encontrado en Peraleda en el 2006 y salido este mismo año a la luz. Puede leer sobre ese medallón en nuestro artículo: El medallón visigodo de Peraleda de la Mata. Y ponemos aquí su fotografía para que lo tenga presente durante la lectura de este artículo:

MENSAJES PARALELOS QUE CRUZAN LA HISTORIA
Tal vez sea una gran coincidencia nada más, o tal vez sea una gran pista que nos ayude a entender aún mejor el medallón visigodo. Así que decidimos analizar el plato más despacio.
Examinando este plato podemos ver enseguida que no se trata de un objeto visigodo, aunque nos recuerde a nuestro medallón, sino relativamente moderno (ya de entrada el borde de flores de lis nos aleja mucho de la era visigoda). Un examen más exhaustivo nos lleva al diagnóstico de que se trata de una reproducción historicista (es decir, imitando modelos antiguos) de las que tanto se dieron entre 1850 y 1930 por lo que artísticamente se encuadraría en el llamado Romanticismo historicista del siglo XIX. En el centro de la escena hay un San Jorge matando al dragón, rodeado de un texto con alfabeto latino antiguo e indescifrable, lo que sugiere una finalidad meramente decorativa. Hasta aquí ningún misterio.
El enigma que a nosotros nos interesa es, ¿será pura casualidad que este motivo sea tan parecido a nuestro medallón visigodo? Tras un primer análisis la respuesta rápida es que no sabemos. El parecido puede ser pura casualidad o puede que no, pero por si acaso, y porque no había nada que perder, decidimos seguir investigando más despacio. Veamos ambas representaciones lado a lado:

Hemos girado horizontalmente la imagen del medallón visigodo de plata (el segundo) para que ambas figuras miren en la misma dirección. Esta diferencia podría no deberse al diseño original, sino al método de elaboración: el relieve en cobre suele hacerse golpeando por detrás (repujado), lo que invierte la imagen, mientras que en plata lo habitual es cincelar por delante, manteniendo la orientación. Así, un mismo motivo puede aparecer a derecha o izquierda según la técnica empleada.
Un jinete, un monstruo y un texto olvidado: la historia oculta de un plato misterioso
Imaginemos a un artesano del XIX sin conocimientos históricos pero decidido a crear una obra que tuviera ese aire milenario tan de moda en su época, un plato inspirado en la Antigüedad. Su intención es simplemente hacer un plato de cobre de estilo antiguo.
A simple vista, lo que vemos en el plato es solo una bandeja de cobre, algo envejecida, decorada con una escena medieval: un jinete a caballo mata a una criatura monstruosa blandiendo una espada. Para cualquier espectador del siglo XIX o XX, se trataría de una escena tradicional: San Jorge y el dragón. Y, sin embargo, nada en este plato es convencional. Su forma, su iconografía, y sobre todo la extraña inscripción que lo rodea, lo convierten en una pieza digna de un rompecabezas histórico, ahora veremos por qué. Esta es la copia fiel del texto decorativo que rodea la escena del plato:

La inscripción es la clave de todo. Un primer vistazo muestra algo desconcertante: no está en latín ni en ningún idioma reconocible, y usa letras como la W, ajenas al alfabeto latino clásico. Esta es la transcripción del texto que bordea la escena:
RAMNTEWISҔNB?RAIEWłSҔNBł|||∆|REWTHҔNBIRAILWłSҔNBT
Diferenciamos la letra A de la Ҕ para señalar dos grafías diferentes de la A, siendo la Ҕ una especie de 6 o h muy similar a nuestra actual "a" minúscula de imprenta pero invertida, a veces abierta (Ҕ) y a veces cerrada (Б). También hay dos tipos de "i", la i simple (I) y la i con una rayita horizontal en el medio (ł).
Al ser circular y sin separaciones, no parecía tener principio ni fin claros, algunas letras eran difíciles de interpretar o eran ambiguas y hay un grupito de signos (un triángulo rodeado por cuatro palitos: |||∆|) que son indescifrables. Lo más probable, pensamos, es que se trate de una invención, o de una copia errónea y descuidada de un texto más antiguo, hecho por un artesano que no entendía lo que copiaba y que simplemente quería imitar algo con sabor "germánico y antiguo", sin importarle lo que realmente pusiera en el texto original.
¿Por qué decimos "germánico"? Porque la letra W, ausente del latín clásico y medieval, apunta directamente a lenguas germánicas, así como ese carácter "raro" parecido a un 6 que aquí transcribimos como Ҕ, pues se trata de una A gótica (y por tanto germánica). Pero el estilo de escritura, con su mezcla de signos ornamentales y letras correctas y otras deformadas, sugiere una intención decorativa, no comunicativa, por lo que se copiaron letras sin prestar atención a la exactitud. Por eso el texto no tiene sentido.
Pero ¡atención! El estilo de la escena no coincide con el del mundo germánico, sino con una iconografía cristiana medieval. San Jorge y el Dragón es una iconografía cristiana que representa la batalla entre el bien y el mal y que no surge hasta la baja Edad Media, siglos después de los visigodos. De modo que si lo único que buscaba el artesano al copiar el texto era darle un sabor antiguo a la escena ¿por qué elegir letras visigodas si la escena que estaba reproduciendo no tenía nada que ver con aquella época? Esa mezcla extraña de una imagen que remite al siglo XIII o posterior, y un texto que quiere evocar el siglo VI parece un anacronismo caprichoso. No tiene ningún sentido, puesto que los posibles compradores ni siquiera podrían identificar el texto ni su época o significado, ni se darían cuenta de que el texto tiene aspecto germánico, así que buscar una iconografía medieval y acompañarla de un texto inspirado en épocas muy anteriores no tiene lógica alguna.
Podíamos haberlo dejado ahí, con que el artesano copió un San Jorge medieval y lo decoró con letras descuidadas de estilo germánico porque sí, porque le dio la gana. Pero hay una hipótesis mucho más sugerente, que podría conectarlo con nuestro medallón visigodo. Veamos.
¿Y si lo que vemos proviene realmente del pasado remoto?
Los artistas del Romanticismo historicista solían usar modelos antiguos (reales o copiados) para dotar a sus obras de un historicismo correcto, fuese para copiar o para combinar. Así se nos pasó por la imaginación la idea de que nuestro artesano pudo haber tenido delante un medallón visigodo real (o una ilustración arqueológica de uno) como modelo, y por eso el texto, aunque indescifrable, tiene caracteres germánicos. En ese caso no sería cualquier medallón, sino uno con una escena figurativa muy concreta: un jinete matando a una bestia, como el que fue hallado en Peraleda de la Mata en 2006, y que representa a Belerofonte venciendo a la Quimera.
Si el artesano vio una pieza así, pudo malinterpretarla muy fácilmente: donde el original mostraba a Belerofonte (héroe griego), él creyó ver a San Jorge (santo cristiano). Esa reinterpretación no sería extraña: el motivo del "jinete vencedor del monstruo" es antiguo, y se cristianizó muy pronto. De este modo, la escena de Belerofonte habría sufrido ya en época visigoda la reinterpretación cristiana de un modelo pagano, y cuando se popularizó la iconografía de San Jorge y el dragón, muy muy similar, Belerofonte quedó en el olvido.
De modo que como la intención de nuestro artesano no fue, supusimos, la de replicar un modelo antiguo fielmente, sino utilizarlo como inspiración para crear un objeto con claro sabor antiguo (pero sin pretender serlo, como demuestra el añadido de flores de lis), no tuvo inconveniente en "normalizar" esa extraña escena de San Jorge (creía él) para que pareciese más normal, simplificando la extrañísima Quimera para hacerla más tipo dragón. Su modelo original de Belerofonte, con lanza o espada indistintamente, bien pudo estar vestido con armadura romana, pues ese tipo de representaciones a la romana ya eran populares en época visigoda. En ese caso bastaría con retocar un poco la Quimera para transformarla en dragón (aquí ambos monstruos en rojo) para tener una perfecta escena de San Jorge y el dragón:

Note que no insinuamos que nuestro artesano del cobre estuviera copiando un modelo idéntico al del medallón visigodo o pharela de Peraleda, sino que estaría copiando un medallón visigodo similar, con la misma temática pero no idéntico. Mas aun así, no hay por qué pensar que el modelo que estaba copiando fuese visigodo, una escena de San Jorge dentro de un círculo podemos encontrarla en cualquier época a partir del siglo XIII. Así que la imagen posibilita una conexión entre ambos pero no la garantiza ni mucho menos.
¿Y el texto? Si el modelo original llevase realmente una inscripción germánica, entonces la cosa cambia. Eso nos confirmaría que el modelo original no podía ser un San Jorge, porque en la época visigoda todavía faltan siglos para que aparezca la iconografía de San Jorge, tendría que haber sido un Belerofonte con la bestia modificada.Toda nuestra hipótesis dependía ahora de poder demostrar que verdaderamente estemos ante un texto germánico y no un simple galimatía de letras sin sentido en donde el copista insertase la W y la A-gótica simplemente para darle un tono antiguo a la decoración. De hecho las grafías Ҕ y ł son grafías germánicas más propias de siglos posteriores, aunque el artesano pudo haber usado esa estilización a propósito para darles más sabor peculiar.
Y aquí es donde surge la gran dificultad, porque ese listado de letras sin división de palabras no tiene ningún sentido, ni siquiera sabemos dónde está el principio y el fin. La hipótesis más sencilla y probable es que el copista se lo haya inventado o que copiara un texto de manera totalmente descuidada y llena de errores, lo que hace ya imposible recuperar el texto original.
De manera que tras darle muchas vueltas al texto llegamos a un punto sin salida: si acaso ese texto germánico hubiese realmente existido, sería imposible descifrarlo, y por tanto no se puede demostrar que nuestro plato de cobre fuese un diseño copiado de un medallón visigodo original. Una hipótesis bonita, incluso posible, pero que quedaba varada en las playas del país de Nunca Jamás.
Y, DE REPENTE, EL REFUERZO INESPERADO QUE NOS FALTABA
Tras desechar la investigación sobre la bandeja de cobre, pocos días después, algo inesperado sucedió. Encontramos en internet otro plato limosnero gemelo del nuestro. Claramente ambos vienen del mismo autor y han seguido el mismo modelo, por lo que este segundo nos sirve para arrojar luz sobre el primero:

Si le parece que hemos vuelto a poner una foto del mismo plato fíjese más despacio. Las flores del lis del borde son mucho más bastas y el texto no se ve igual. La escena de San Jorge sí, es exactamente la misma. Y ahí está el golpe de suerte.
La aparición de este segundo plato ha sido una pieza clave en nuestro pequeño rompecabezas histórico. La escena central parece repujada sobre la misma plantilla que el plato anterior, lo cual sugiere que el artesano reutilizó una plantilla de dibujo para crear ambas imágenes; el texto, aunque girado, también parece ser el mismo. Si en nuestra bandeja el triangulito con palitos está abajo del todo, en esta otra bandeja ese conglomerado está arriba, pero la secuencia de letras, si nos fijamos muy bien, es exactamente la misma.
Tener el mismo texto pero en distinto sitio indica que el texto no formaba parte de la plantilla del dibujo que el artesano utilizó para hacer sus dos platos, sino que tras reproducir el dibujo fue en ambos casos copiando cuidadosamente el texto letra a letra, y el resultado es el mismo, lo que demuestra que al copiar del texto original no cometió ningún error. Es decir, el texto del plato es el texto original. No estábamos ante una serie aleatoria de letras con fines decorativos, ni ante una copia descuidada y llena de errores, sino ante una copia fiel de un texto original. Ahora deberíamos tomarnos ese galimatías de letras más en serio.
El texto indescifrable de repente se empieza a hacer transparente
Este apartado, de contenido filológico, es apto sólo para gente muy curiosa que quiera descubrir cómo se logró traducir el texto. El resto puede saltar directamente al apartado siguiente titulado "Traducción propuesta".
El primer paso fue confirmar las letras más confusas comparando ambos platos. Esto nos permitió estar seguros de saber qué letras tenía el texto original y en qué orden. Sólo quedaba por entender esa amalgama del triángulo con palitos que aparece en ambos textos (|||∆|) y que no parece ni texto ni símbolo ni decoración. Pero el esfuerzo con el que el artesano reprodujo en ambos platos la misma amalgama de forma idéntica, indica hasta qué punto intentó ser fiel al texto original, donde esos palitos debían estar exactamente así como las vemos en los platos.
La primera interpretación es suponer que esa amalgama rara, fuese lo que fuese, marcaba el principio y el final del texto, pues es el único punto donde el texto se interrumpe. Eso fue un gran avance, pues ahora podíamos analizar el texto en orden, y una vez resuelta la ambigüedad de algunas letras ahora podíamos estar seguros de que el texto original era el siguiente (marcamos la posición de la amalgama con tres interrogaciones: ???):
???REWIHҔNBTRAILWłSҔNB?RAHNTEWISҔNBTRAIEWłSҔNBł???
Para facilitar el manejo del texto vamos a ignorar las variantes gráficas de la A y de la I, porque parece ser un mero recurso estético. Nos quedaría el texto así:
???REWIHANBTRAILWISANB?RAHNTEWISANBTRAIEWISANBI???
Ahora ya fue más fácil ver que algunas secuencias se repiten de forma idéntica o casi: wihan/wisan, btrai/btrah. Cuando un filólogo ve esto, ya sabe que hay por fin un hilo de donde tirar. No son una simple sucesión aleatoria de letras sueltas, tienen que ser palabras. Pero todavía no había nada claro, esas palabras no existen en ningún idioma conocido.
Estas secuencias de letras, posibles palabras, nos hicieron mirar la indescifrable "amalgama" de otro modo, puede que no fuese un símbolo raro, sino una serie de letras deformadas. Teniendo en cuenta el ritmo con el que se repetía la secuencia WISAN BTRAI, vemos que al final del texto hay un WISAN BI+|||∆|, y esa amalgama (|||∆|), bien mirada, es compatible con las letras TRAI, donde la T más la R, si observamos el resto del texto, son parecidas a tres palos verticales, con el tercero ligeramente curvado en forma de 3 (T= |, R= ||), siendo el último palito tras el triángulo una I normal. Esto nos da las variantes btra- y bitra-, pero ya veremos cómo eso no es ningún problema. Además, si ahí hay una T, que parece estar al revés y se asemeja a una I, entonces tenemos exactamente el mismo caso en la incógnita de B?RAHN..., de modo que sería BTRAHN...
Definitivamente la misteriosa amalgama debía ser TRAI ¿Pero por qué están estas letras aquí deformadas? Porque al ser un texto circular el artista original del medallón visigodo llegó al final del círculo y no le cabían las últimas letras, así que las comprimió y estilizó hasta casi mezclarlas, y de ahí esa amalgama. Esto, además, nos confirmó lo que ya habíamos supuesto: esa amalgama marca el final del texto, es decir, ya sabemos qué letras hay (sólo queda una dudosa), y sabemos dónde empieza el texto y donde acaba. Así que el texto completo se puede leer así:
REWIHANBTRAILWISANBTRA?NTEWISANBTRAIEWISANBITRAI
Si solo tuviéramos un plato, podríamos pensar que la inscripción era muy inexacta, o incluso inventada, aleatoria o simplemente decorativa. Pero ahora que tenemos dos platos diferentes con la misma imagen y un texto similar pero con diferente colocación, todo apunta a que ambos fueron hechos copiando el mismo texto original, y además con toda exactitud, así que ahora podíamos meternos de lleno en una investigación filológica sin miedo a estar persiguiendo nubes.
Queda por determinar a qué lengua germánica pertenecería exactamente esta inscripción. Lo más probable es que el texto pertenezca al dominio gótico oriental (ostrogodo o visigodo), y siendo un diseño español es más lógico pensar que el modelo usado sea también español, es decir, visigodo. Además, la presencia de ciertos fonemas, la forma de los nombres y los elementos léxicos apuntan con bastante claridad hacia el gótico, lo cual encajaría perfectamente con la cultura visigótica hispánica, es decir, a los visigodos (siglos V-VIII).
Partiendo de la base de que el texto es de un dialecto visigodo, lo primero que hicimos fue dividir la cadena buscando raíces, prefijos y sufijos que pudieran dar lugar a segmentos con sentido, y nos quedó esto:
REWIHAN BTRAIL WISAN BTRA?N TE WISAN BTRAIE WISAN BITRAI
El texto no parece una frase germánica normal, pero tiene todos los elementos de una inscripción votiva o heroica germánica de época tardoantigua (post-romana). Palabras como WISAN (termino ambiguo que puede evocar "sabio" y "sagrado"), BTRAI (epíteto guerrero) o REWIHAN (nombre propio) nos remiten inmediatamente al campo léxico del mundo gótico, más en concreto la rama del germánico oriental. De entrada, la variación en las terminaciones es normal en una lengua que se declina, o pueden ser palabras de una misma familia que comparten la misma raíz. Por otra parte, la repetición de elementos con ligeras variaciones es un patrón muy común en inscripciones germánicas, a menudo con un propósito rítmico, enfático o ritualístico.
Analicemos por partes:
-
REWIHAN: Nombre personal germánico. La raíz raiwi- (fama, gloria) aparece en varios nombres góticos, y el sufijo -han es común. Podemos reconstruir la forma Raiwihan o Raiwihans, que estaría en nominativo. El paso de ai > e está documentado en ciertas transiciones orales no codificadas.
-
BTRAIL / BTRA?N / BTRAIE / BITRAI: fórmula repetida cuatro veces, que parece epíteto heroico. Aunque no tiene paralelo directo, parece venir de la raíz bitra- (fiero, agresivo, de posible raíz indoeuropea bheid-), combinada con sufijos. El uso del sufijo -l puede ser un marcador dialectal, por ejemplo btrai-l como forma adjetival arcaica. Reflejaría una cualidad combativa: "el que embiste", "el impetuoso". La última forma tiene la raíz completa, con la I original de BITRA-, las otras variantes usan la forma abreviada BTR-. Quizá se suprimió la I por economía gráfica, como ocurre en inscripciones donde ciertas sílabas se omiten por familiaridad o limitaciones de espacio (esto ocurre frecuentemente), o que cuando la palabra va acompañada de un epíteto debilite su primera sílaba y pierda la I, pero no la pierda en el último caso porque no lleva compañía. O que ambas formas convivieran y se usaran indistintamente (como en el castellano oral "cansado" y "cansao", con o sin D pero la misma palabra).
- WISAN: repetido tres veces, esto sugiere que se trata de una cualidad valiosa, no meramente intelectual. En contextos heroico-votivos, la sabiduría a secas no basta: necesita estar cargada de un valor más trascendente o ritual. La terminación -än tampoco es esperable en wīs- puro. El nominativo gótico regular para adjetivos en -az es -s (wīsaz > wīs), así que una forma wisän podría apuntar a:
-
Una flexión dialectal (influencia de fonética local)
-
Una forma no gramatical (usada en sentido más ritual o litúrgico)
-
O una amalgama semántica: un epíteto que, en el uso concreto de esta inscripción, suene a wīs (sabio) pero evoque wīh- (consagrado) ─aunque parezca raro, estas cosas pasan.
- La forma terminada en -än puede ser una variante dialectal del nominativo singular, compatible con el visigodo, que no estaba estandarizado.
La conclusión es que aunque nuestra inscripción parece derivar de wīs- (como el inglés "wise", sabio), la forma wisan, no documentada en ningún otro lugar, podría haber sido entendida (o forzada) por el autor original como una fusión simbólica de ambas ideas, muy apropiada en un contexto heroico y religioso como este. En ese sentido, traducirla como “sabio sagrado” o “sabiduría consagrada” puede ser más fiel al efecto que se pretendía evocar, aunque filológicamente no podamos afirmarlo con certeza.
-
-
TE: Esto podría ser una preposición o conjunción dialectal que no tenemos documentada, pero un elemento así rompería la secuencia general y sería extraño en este tipo de inscripciones, así que tenemos que replantearnos la separación de palabras y probar otra diferente.
Tras suponer que TE sea el principio de WISAN o el final de BTRAHN, no encontramos respuestas satisfactorias, así que finalmente probamos la tercera opción, dividirlo en dos partes, una para cada palabra. Nos quedarían así las palabras anterior y posterior:
-
BTRA?NT: esta palabra no está documentada como tal, pero puede reconstruirse como una forma aumentativa de bitra, con sufijación participial (-hnte), tal vez como en otras formas del gótico técnico (fraujinhte). Podría funcionar como un aumentativo, "el muy feroz", "el intensamente valiente" o "el que brilla en la lucha". Esta forma no está documentada pero podría ser una peculiaridad dialectal, aunque queda como el elemento más flojo de nuestro análisis, aumentado por el hecho de que la letra ?, tal como aparece, no está muy clara; nos inclinamos por que sea una H pero no se descartan otras alternativas (M, II, N) aunque tampoco nos llevan a nada claro. También es posible que sea una forma truncada, abreviada, lo cual sucede frecuentemente con las palabras largas en este tipo de inscripciones. Supondremos que es algún tipo de variante de la raíz "bitra" (fiero, agresivo) con un peculiar sufijo aumentativo o intensificador.
-
EWISAN: en el caso de que la E final de TE fuese en realidad prefijo de la palabra siguiente, parece una forma intensificada o reforzada de WISAN (el prefijo intensificador es frecuente en las lenguas germánicas para énfasis especialmente en estos conextos laudatorios). Esta opción también sería dialectal pero encaja bien en este contexto (relacionada con el germánico a- o el gótico us- o incluso simplificación del prefijo ge-). El prefijo E- podría entonces traducirse como "muy", "-ísimo" o similares.
Ahora el texto nos queda dividido así:
REWIHAN BTRAIL WISAN BTRA?NT EWISAN BTRAI EWISAN BITRAI
En conjunto, el texto funciona como una cadena de epítetos y atributos dirigida a un individuo: un nombre propio seguido de atributos guerreros, morales y sagrados, sin ningún verbo. En el mundo germánico antiguo —incluyendo los godos, lombardos, anglosajones o frisones— era muy común este tipo de inscripciones de estilo telegráfico, que no construyen frases completas, sino que enumeran nombres, virtudes, cualidades, atributos o raíces simbólicas. Y hay algo más: todas las palabras parecen estar en nominativo singular masculino, lo que refuerza la idea de que todo se refiere a un único individuo (a Rewihan). Esto es típico en inscripciones dedicadas a héroes, guerreros o personalidades condecoradas.
No están pensadas para ser leídas como una oración, sino como una condensación mágica, votiva o simbólica del poder del guerrero, del objeto o del mensaje. Así, se combinan términos como "sabio", "brillante", "fiel", "guerrero", "sagrado" o nombres propios con fuerza simbólica, muchas veces con abreviaciones o sin nexos, buscando un efecto ritual o heroico más que lingüístico. Este tipo de inscripción no gramaticalizada era muy común en objetos votivos, espadas, fíbulas o discos ceremoniales (phalerae).
Traducción propuesta:
Rewihan: el impetuoso sabio, el verdaderamente sabio muy fiero, el impetuoso fuertemente sagrado, el impetuoso
Una estructura rítmica, con repeticiones intencionadas, reforzada por la simetría visual. Más que una frase, es una letanía heroica que en su contexto original debía de sonar natural y solemne, aunque hoy nos resulte más difícil de percibir en traducción. El nombre y sus atributos giran sobre un eje ritual: fuerza, sabiduría, santidad, gloria, todo ello poseído con intensidad. Una fórmula que encajaría perfectamente con el uso de la phalera como condecoración militar o como emblema de estatus y valor.
Note además que las cualidades que se exaltan del guerrero condecorado mezclan su valor militar con su santidad, pues "wisan" aúna ambos sentidos (lo cual intento reflejar traduciéndolo a veces por sabio y a veces por sagrado) lo que refuerza también la conexión que hicimos entre el medallón visigodo de Peraleda y la antigua iglesia visigoda de "Sancta Maria super arbusculam" (vulgo San Gregorio). Estos descubrimientos refuerzan también la hipótesis de que el medallón visigodo encontrado en Peraleda estaba diseñado como objeto de prestigio heroico-religioso, y no meramente decorativo.
Y ahora, teniendo claro el contexto de esta inscripción, una pharela como condecoración militar y probable conexión religiosa, podemos hacer una traducción más libre pero más auténtica y más cercana al sentido que para un visigodo de aquella época tendría el texto original:
Rewihan: el sabio impetuoso; el guerrero intensamente fiero; el consagrado en combate; el guerrero consagrado de sabiduría feroz.
Notas lingüísticas adicionales:
-
El uso del germánico para inscripciones era escaso y muy variable, pues el visigodo no era una lengua estandarizada. Aunque el obispo Ulfilas creó un alfabeto gótico y tradujo la Biblia, en España los visigodos tenían el latín como lengua de escritura, y su lengua hablada tenía todas las características de una lengua dialectal con muchas variantes. También encontramos cambios fonéticos esperables, como el paso del diptongo ai a e.
-
Por ello, que encontremos variantes no documentadas (como bitrahnt) no debe sorprendernos: se trata de una inscripción dialectal, posiblemente oralizada y luego transcrita sin normas fijas y posibles abreviaturas. Eso nos permite acercarnos al sentido original, aunque no podemos tener la certeza total, pero identificando las raíces y teniendo claro el contexto podemos tener un margen de seguridad bastante razonable.
-
En el mundo germánico (y muy especialmente en inscripciones), lo simbólico pesa más que lo gramatical. Esto complica las cosas aún más, pues este contexto puede hacer que se "retuerzan" formas y significados, como nuesto WISAN, que como hemos visto, en forma y sentido sufre transformación (debería ser wisaz).
-
La interpretación que ofrecemos no puede considerarse una certeza, ya que el lenguaje de la inscripción no coincide exactamente con el gótico de la Biblia de Ulfilas, único texto extenso que conservamos. Pero eso es esperable en una lengua no estandarizada, hablada por dialectos diversos y raramente escrita. Lo que sí puede afirmarse es que las formas propuestas son compatibles con un dialecto visigodo y con el contexto votivo y guerrero del objeto, por lo que, aunque la traducción no sea exacta, es razonable pensar que se aproxima mucho a su sentido original.
Conclusión
Lo que parecía un galimatías decorativo resulta ser una inscripción germánica auténtica o tomada de un modelo auténtico, que encierra el eco de una lengua desaparecida y de un mundo guerrero y sagrado que también fue el nuestro. Una vez más, la arqueología nos recuerda que nada es banal cuando se trata del pasado: basta un artesano al que le gusta lo antiguo, para que hoy podamos escuchar la voz lejana de los godos resonando desde un "moderno" plato de cobre olvidado.
Y así, este plato limosnero de cobre se convierte en una ventana inadvertida al pasado: la obra de un artesano que, casi sin querer, nos ha transmitido la sombra de algo perdido mucho más antiguo y verdadero.
Y lo que más nos interesa a nosotros. Si realmente este plato de cobre está basado en un modelo original visigodo de una phalera, eso demostraría que el medallón de Peraleda no es un caso único y extraño, sino parte de una categoría usada en época visigoda y que una phalera muy similar a la de Peraleda era conocida en el siglo XIX, aunque hoy esté perdida, olvidada, o escondida en alguna colección particular (al igual que estuvo la nuestra durante dos décadas).
Esa es precisamente una de las máximas del historiador y del arqueólogo: el paso de los siglos destruye casi todo, pero siempre quedan huellas y señales que nos permiten reconstruir el pasado. A veces, la Historia nos habla no a través de sus grandes monumentos, sino de las copias humildes de un artesano.
Nota: el medallón visigodo se lo han llevado a Madrid, o Cáceres, aún no se sabe su destino final, pero el plato limosnero está en Peraleda, y además de su valor histórico, ahora muy aumentado, es nuestra conexión con el medallón visigodo original.
Escrito por Angel Castaño
