Círculo Sagrado - información detallada

Publicado el 12/05/2022 

Índice turismo

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EXPLICACIÓN PASO A PASO

 

 

Para los que queréis profundizar en la historia y el significado del círculo, escribiremos aquí sobre el Círculo Sagrado con mucho más detalle.

El descubrimiento del que les voy a hablar fue anterior a la fundación de Raíces de Peralêda; año y medio anterior, y en parte es también producto de las sinergias colaborativas que pueden producir las redes sociales. Les hablaré de todo el proceso del descubrimiento porque me parece que el proceso en sí es muy interesante y porque creo que sólo conociendo el proceso se comprende hasta qué punto esto tan extraño es creíble y tiene sentido. Pero la historia es un poquito larga, así que busque un sitio cómodo para sentarse y leer.

En enero del 2016 estaba buscando posibles restos de la antigua calzada que atravesaba Peraleda desde el otrora pueblo romano de Valparaíso hasta la ciudad de Augustóbriga. El trazado desde Valparaíso es más que evidente hasta llegar a Peraleda. La línea recta se disuelve en el maremágnum de nuestro callejero y su sucesora tal vez sea una larga calle que atraviesa el pueblo serpenteando un poco (Calle del Señor) para luego girar hacia el río Tajo. Pero fue analizando ese trazado visto desde el aire como descubrí una cosa que me pareció sorprendente. Hay que tener en cuenta que el callejero de Peraleda es totalmente caótico, sin estructura, un auténtico laberinto en donde los forasteros se pierden con total facilidad, pues cada calle va por su lado y a su aire, sin que la plaza del centro del pueblo parezca atraer la red de calles tampoco. ¡Puedes pasar siete veces bordeando la plaza y sin verla! Es por eso por lo que me sorprendió mucho encontrar una estructura que no parecía caótica, sino circular.

Por dar qué hablar, comenté en Facebook que en el callejero de Peraleda había un gran círculo, a ver si alguien podía descubrir qué recorrido tendría. Después del estupor (y la intriga) general, no pasó ni una hora cuando varias personas escribieron con la respuesta correcta. No es tan difícil, es el único recorrido circular que podía trazarse en Peraleda y a poco que busques un círculo… eso es lo que hay, aunque ninguno habíamos reparado antes en ello.

Al día siguiente volví a darle vueltas al tema, intentando cavilar qué podría significar eso o si era pura casualidad. Me hice con un mapa y superpuse un círculo perfecto. El círculo coincidía en casi todo el recorrido (sólo con varias casas que se salían del trazado en dos o tres puntos concretos) lo que parecía confirmar que no era casualidad. En un principio quise suponer que el círculo sería la antigua plaza del pueblo, el centro (pues sabemos que la plaza actual no aparece hasta el siglo XVI). ¡Pero era demasiado grande para una plaza! Entonces pensé si no sería al contrario, que ese fuera el pueblo, creado dentro de un muro o empalizada circular, lo que tenía mucho más sentido. Incluso calculé cuántas familias podrían vivir en ese espacio, corralillos incluidos, y no me salía poca gente, aunque ya no recuerdo bien el número, creo que hasta unas 500 personas, que sería más que decente para una aldea de la época.

Con esa nueva perspectiva supuse que si el trazado hubiera tenido un origen romano (pues en esos momentos yo estaba con el chip de la Peraleda romana aún) tendría que tener su cardo y decúmeno, las dos calles cruzadas que formando una cruz griega dividiría el círculo en cuatro partes. En el callejero no se veía rastro de una antigua cruz griega en el trazado de las calles, sino que todo en su interior era bastante caótico (igual que en su exterior). Sin problema, se trataría de chozas o casa de adobe en plan “aldea de Asterix” sin formar un trazado de calles propiamente dicho y sin firmeza para condicionar tampoco el trazado de las calles futuras. Pero si había cerca, tenía que haber puertas de muralla, y muy probablemente serían cuatro, como es habitual en recintos romanos (y celtas, etc.), sobre todo si no eran demasiado grandes. Busqué señales de las cuatro puertas y saltaron a la vista. Cuatro plazuelas rodeaban el perímetro del círculo. Uní las cuatro plazuelas con líneas y ahí apareció la cruz griega, casi perfecta aún. Si el recinto tenía cuatro puertas, al crecer el pueblo fuera de sus muros esas puertas se convertirán naturalmente en plazuelas, pues todo el movimiento de personas y animales que se producen en las puertas, junto con el mercadeo que se situaba en ellas, hacía que las casas nuevas se construyeran alrededor de estos espacios, y no dentro de ellos, un resultado habitual en estos casos. Por tanto las cuatro placitas en posición de cruz griega confirmaron sobradamente la hipótesis del círculo. Cada paso que daba lo iba contando en Facebook porque la gente que me seguía desde el inicio se entusiasmó con el tema.

Pero si Peraleda había sido fundada romana o al menos repoblada sobre un asentamiento romano o celta, lo lógico sería que esa cruz griega estuviera apuntando a los cuatro puntos cardinales, pues los pueblos antiguos siempre lo hacían así, pero lo que entonces llamé “la cruz plantal de Peraleda” no estaba orientada hacia los puntos cardinales, lo cual era realmente extraño. Me puse a buscar información sobre la planta de poblaciones romanas y celtas por ver si eso era realmente tan extraño como pensaba. Vi que la planta circular es más propia de los celtas, pero los romanos no la desconocían tampoco (por ejemplo Lugo). Y vi que en el mundo antiguo en general, en los pocos casos en los que esa “cruz plantal” no está orientada hacia los puntos cardinales es porque la orografía del terreno lo impide, o porque hay muy cerca un lugar sagrado que se convierte en el centro natural de orientación.

En nuestro caso, la orografía no podía ser un impedimento. Me pregunté entonces qué lugar sagrado podría haber cerca de Peraleda que justificara esa orientación y no se me ocurrió en principio ninguno. Pero si era asunto de orientación la solución era sencilla, prolongar ambos lados de la cruz (en este caso más bien una X) en las cuatro direcciones y ver hacia dónde apuntaban. Sólo una de las cuatro direcciones parecía apuntar a un lugar concreto, la Noroeste. La línea que tracé sobre el terreno durante varios kilómetros (gracias a Google maps) me trajo una doble sorpresa, y de nuevo la confirmación, aún más irrefutable) de que ese círculo verdaderamente existió y tenía un significado. Esa línea prolongada hacia el N.O. atravesaba la iglesia de Peraleda por su centro, pero más sorprendente aún, pasaba también por el mismísimo centro de una antigua iglesia en ruinas que se encontraba a casi 5 km, en mitad del campo. ¿Cómo consiguieron esas gentes del medievo, de Roma o quizás de mucho antes alinear todo un pueblo en la dirección exacta sin desviarse en varios kilómetros ni tan sólo un metro? Porque se supone que ese círculo, esa parte del callejero, ya existía en la Edad Media, así que sus artífices debieron ser anteriores.

Y entonces una intuición me llevó a medir la longitud de esas dos antiguas calles dentro del círculo, lo que me dio un diámetro de 126’70 m. De nuevo el asombro al comprobar que la distancia desde la puerta N.O. hasta el centro de la iglesia de Peraleda era exactamente de 126’70 m. Exacto. Al construir la iglesia en ese punto la cruz griega del círculo se transformaba en una cruz latina. Y la cruz latina era como una gran flecha apuntando hacia Santa María.

Y esa iglesia en mitad del campo, las ruinas de Santa María que todos conocíamos de sobra y que nadie parecía dar ninguna importancia, ¿podía ser un lugar sagrado tan importante como para que todo un pueblo se orientara hacia ella (en vez de orientarse al norte, como los paganos, o al este, como los cristianos normales)? Parecía bastante extraño, ahí sólo había una antigua iglesia y más bien pequeña.

Pero los datos parecían señalar que ese punto en algún momento del pasado tuvo que tener una importancia muy grande, así que empecé a pensar en posibilidades. La iglesia de Santa María se construyó en el siglo XIV, y el círculo de Peraleda tenía que ser anterior, pues Peraleda fue fundada (o repoblada) a finales del s. XIII. La única solución era pensar que ese punto no era sagrado porque allí se construyó la iglesia de Santa María, sino que la iglesia de Santa María se construyó allí porque era un lugar sagrado. Partiendo de esa hipótesis pensé en cómo sería un lugar sagrado para los cristianos, para los romanos, para los celtas e incluso para los prehistóricos (pues Peraleda está en una importante zona megalítica y cerca del Dolmen de Guadalperal).

Como seguía con el chip romano empecé a hacer preguntas en esa dirección a la gente en internet. Nadie parecía saber nada de Santa María aparte de los cuatro datos que teníamos todos. Pregunté si cerca de allí había restos romanos. Ciertamente. Unos me enviaron fotos de monedas romanas encontradas en sus alrededores, otros me aseguraron que había muy cerquita tumbas e inscripciones, e incluso se habían encontrado restos de un poblado romano cerca de allí. Cerca, aunque no “allí mismo”, así que ¿qué podía convertir el lugar en algo sagrado para esos romanos que se enterraron en sus inmediaciones? Se me ocurrió que un caso típico en la antigüedad romana o celta era el culto a una diosa o ninfa de las aguas. Esos cultos solían surgir en lugares donde había aguas medicinales o termales, cuyas propiedades se consideraban causadas por esa deidad. Por verificar, pregunté si alguien sabía de alguna fuente cercana. Varios me dijeron que a pocos metros estaba la fuente del Borbollón, un manantial hoy tapado por las malezas y que casi nadie ya conoce. Pregunté si habían oído hablar de que esa agua tuviese alguna característica especial, o leyendas o algo. Me dijeron que eran aguas medicinales, que incluso hubo allí un balneario y venía gente de toda España a curarse, pero que en la guerra lo destruyeron y se acabó. ¿Qué más podía pedir? La fuente con aguas medicinales estaba allí, y eso casi garantiza que los antiguos tuvieran algún tipo de culto asociado al lugar, sobre todo cuando estaba demostrado que los romanos vivieron muy cerca y por tanto conocían el sitio. La fuente estaba en la hondonada, mientras que en lo alto de la colina, para ser bien visible, habría algún tipo de altar o templete quizá, donde hoy están las ruinas.

Todo esto, como dije, publicado paso a paso y en directo por internet, causó bastante revuelo en nuestro círculo y había gente hablando del tema. Eso hizo que más trocitos de información fuesen saliendo a la luz. El estudio de documentos antiguos encontrados meses más tarde arrojó aún más luz sobre el tema, y resumiendo por no eternizarnos diré que supimos que en el mismo punto donde hoy está Santa María se encontraron señales de culto visigodo, lo que parece indicar que ya en tiempos de los godos se levantó en ese mismo lugar una ermita o iglesia que sería luego arrasada por los moros y vuelta a construir en el siglo XIV, la actual.

La antigua patrona de Peraleda y los pueblos de alrededor era la Virgen de la Campana (o de la Mata), que dicen que se apareció en ese lugar, por eso se construyó allí la iglesia. Si ya los visigodos habían construido allí su iglesia es probable que la información de dicha aparición se originara ya en tiempos de los godos (cerca hay otra fuente llamada Wamba, que podría reforzar esta impresión). Pero visto los datos anteriores es de suponer que los godos hicieron de ese sitio un lugar sagrado porque ya era considerado sagrado por sus predecesores los romanos, y quizás éstos a su vez lo heredaron de pueblos más antiguos.

La importancia de ese lugar debió de ser tal que incluso hoy en día la torre de San Gregorio (como se conoce al sitio hoy) sigue siendo considerado un lugar extraordinario donde todo tipo de fenómenos tienen lugar. La gente ha visto (aún ve) apariciones de seres inquietantes, luces, ovnis, voces, se graban psicofonías, la gente sensible tiene extrañas sensaciones y percepciones, y los apasionados de las líneas de energía telúrica afirman que ese lugar es un importante nudo energético donde se cruzan varias.

El programa de televisión “Cuarto Milenio” ha realizado en el 2022 una medición de energía en la zona con resultados sorprendentes. Según sus datos, en un área de sólo 100 m alrededor de la iglesia han obtenido unas variaciones que van desde los 21.000 nT (nanoteslas de energía electromagnética) hasta los 36.000 nT. Realmente muchísimo si tenemos en cuenta que un valor de 400 nT se considera ya muy elevado. Además, según ellos, un cambio tan brusco y fuerte podría ser suficiente para provocar experiencias extrañas y potentes en individuos sensibles, es decir, los niveles de energía de la iglesia y sus alrededores son suficientes como para que parte de la gente pueda percibirlo y notar que ese lugar es literalmente extraordinario, y no sólo en la iglesia, sino en un radio de 100 m, lo que explicaría que también desde la carretera que pasa junto a ella alguna gente incluso hoy siga teniendo extrañas percepciones. Este dato confirma, una vez más, que el lugar haya sido especial desde siempre y la gente haya reaccionado de alguna forma frente a ello, y de paso muestra que no sea necesario entrar a las ruinas para experimentar lo desconocido, basta con estar cerca, en el trozo de la curva de la carretera vieja, por ejemplo, pues las ruinas están cercadas y es propiedad privada (si allí no experimentas nada, tampoco lo vas a experimentar dentro).

Sea como sea, el punto de las ruinas de San Gregorio no ha dejado ni aún hoy de ser considerado una especie de puerta a otra dimensión, además de su tradicional valor sagrado para los cristianos (lugar donde se pareció la Virgen y donde estaba la parroquia madre de la zona). Aunque algo sabíamos todos, el revuelo del tema hizo que muchos más detalles fuesen saliendo a la luz y nos diéramos cuenta de que el lugar realmente daba mucho más de sí de lo que ninguno habíamos imaginado hasta entonces.

Pero incluso en tiempos cristianos, resulta que el lugar era mucho más sagrado de lo que las actuales ruinas parecían sugerirnos. Fray Alonso Fernández escribió en su crónica del año 1180 que Nuestra Señora de la Mata era una de las devociones más importantes de la diócesis de Plasencia, antes de que el descubrimiento de la imagen de Guadalupe eclipsara a todas y reuniera hacia sí todas las peregrinaciones marianas que antes se dirigían a estos otros santuarios.  Así que ya vemos que la importancia del lugar iba mucho más allá de la zona.

Otro documento antiguo reveló otro dato muy curioso y desconocido. El nombre original de esa Virgen no era Virgen de la Campana, sino Nuestra Señora Santa María de Compostela. Sólo hay (o había) en toda España unas cuantas vírgenes llamadas así, y estaban todas en pleno Camino de Santiago, por eso se llamaban “de Compostela”. ¿Tenía relación nuestra virgen con Santiago? La iglesia de Peraleda está dedicada a Santiago. Mirando las rutas medievales de peregrinación no encontramos nada de una ruta que pasara por Peraleda (aunque esto no es raro porque hay muy poca información sobre esos temas), pero en varios pueblos cercanos había una iglesia dedicada a Santiago, incluso un pueblo cercano hoy desaparecido se llamaba Puebla de Santiago. Decidí unir esas iglesias con una línea, y esa línea apuntaba hacia el centro de España. Busqué entonces todas las iglesias, conventos u hospitales actuales o desaparecidos que estuvieran dedicados a Santiago en toda la zona entre el Sistema Central y los Montes de Toledo. El resultado es concluyente: dos líneas que partiendo de las cercanías de Madrid se dirigían al oeste, una recorriendo el norte del Tajo y otra por el sur del río. ¡Y ambas líneas se juntaban en Peraleda! La siguiente iglesia ya está en La Vera, en Losar, y la siguiente en Plasencia, de modo que tuvo que haber dos rutas de peregrinación que desde el centro de la península se dirigían (evitando así peligrosos caminuchos cruzando las montañas) hacia Peraleda para llegar a Santa María (de Compostela), y desde allí subían a Plasencia para unirse a la ruta jacobea por la calzada de La Plata, cómoda y pavimentada. Tenía mucho sentido.

Pero con esto era ya la segunda vez que aparecía Santa María (y de rebote Peraleda) asociada a una ruta de peregrinación, peregrinación a Santiago y peregrinación a la Virgen de la Campana. Existe también la posibilidad de que ya antes del cristianismo ese punto sagrado hubiera sido también centro de peregrinaciones, pues si tan importante fue, muchos viajarían para beneficiarse de él. Peregrinaciones paganas supuestas, y cristianas en gran medida confirmadas, ahora el círculo de Peraleda adquiría un nuevo contexto. Peraleda está junto al Vado de Alarza, que es uno de los pocos lugares (y de los 2 o 3 mejores) por donde se podía cruzar el Tajo y por tanto viajar del sur al norte de la península por su mitad oeste. Si Santa María era foco de peregrinaciones, esas peregrinaciones del oeste y del sur tenían que confluir en Peraleda antes de dirigirse a Santa María, tal como hemos comprobado con las dos rutas jacobeas. Peraleda sería entonces un lugar de confluencia donde los peregrinos de sitios diversos se juntaban antes de emprender el último tramo de 5km hacia el destino final.

El Círculo de Peraleda sería pues una especie de centro de acogida de peregrinos (algo así como es hoy El Monte del Gozo para los peregrinos a Santiago). Era al mismo tiempo el punto de concentración y el lugar en donde prepararse en condiciones antes de presentarse en el destino final. En ese contexto, ¿qué significado podía tener un círculo urbano como el nuestro?

Aquí es donde nos quedamos sin datos y no hay más remedio que estudiar cómo funcionaban las peregrinaciones tanto de la Edad Media como de culturas anteriores al cristianismo, y también investigar qué función o significado tenían los círculos arquitectónicos en esos pueblos. No hay demasiados casos de círculos asociados a las peregrinaciones, así que eso simplificaba la tarea. Lo curioso es que los rasgos comunes o frecuentes que hemos descubierto, aunque se dan más en Europa, también aparecen en algunas culturas antiguas de otros lugares del mundo.

Así que por un lado tenemos el círculo como condensador de energía. A menudo esa energía proviene de la tierra o del cielo, o de algún objeto o acontecimiento de su interior, pero en algunos casos esa energía se recoge de otro lugar cercano, y el círculo tiene la función de captar esa energía. Ese parece ser claramente el caso del Círculo de Peraleda, pues el lugar sagrado estaba fuera, en Santa María, y el orientarse hacia allí sería una forma de captar la energía de aquel lugar, como una antena receptora, de manera que las personas que vivieran o se metieran temporalmente en ese círculo fuesen bendecidas con la sacralidad del otro lugar. En ese caso la energía de la rueda se condensa en su centro, desde donde se irradia por todo el círculo. Desde el punto de vista cristiano sería como atraer la protección de la Virgen para todo el pueblo, y desde el punto de vista pagano sería como atraer la energía de aquel lugar (o el espíritu o deidad) para repartirla por todo el poblado.

Por otro lado hemos visto la función del círculo dentro de una ruta de peregrinación, que además suelen estar no en el destino final sino antes del destino final. Inmediatamente se nos viene a la mente los laberintos circulares de las catedrales francesas donde había peregrinaciones. Estaban a la entrada de la catedral y el peregrino que llegaba, antes de alcanzar la tumba o reliquia buscada, tenía que entrar en ese círculo y recorrer el camino de su interior en un acto que consideraban de purificación. Pero esa característica la encontramos en algunos otros lugares cristianos, celtas e incluso de otras culturas (budistas, musulmanes, etc.). La idea es que poco antes de llegar al destino, el peregrino tiene que purificarse, y cuando encontramos un círculo en ese contexto es porque en ese círculo se produce la purificación.

En esos casos a veces encontramos el laberinto, como en las catedrales francesas, donde se recorre un camino dentro del círculo. Pero en otros casos el círculo es mucho más grande y entonces es el propio círculo el camino a recorrer. En los pocos casos de este tipo en los que hemos encontrado datos (porque todavía se conserva una tradición o narraciones de alguna antigua tradición), lo más normal es que el peregrino se purifique dando tres vueltas al círculo (el número 3 ha estado de siempre asociado a lo sagrado en civilizaciones muy dispares). Además las vueltas se dan casi siempre en el sentido de las agujas del reloj ¿por qué? Porque lo sagrado se asocia de algún modo al sol, y en el hemisferio norte el sol se mueve por el cielo (media vuelta) en el sentido de las agujas del reloj (se aprecia más claramente en invierno), por eso no es extraño encontrar las tres vueltas solares en peregrinaciones cristianas de Europa, indígenas de América, budistas o celtas, por ejemplo. Encajaría pues con lo que describe el filósofo Eliade  como 'círculo mágico', que tiene por objeto deslindar dos espacios heterogéneos, en este caso el profano y el sagrado. Este fenómeno de recorrer el círculo entra dentro del ritual religioso que en sánscrito se llama pradáksina, en inglés y francés circumambulation (del latín circum ambulatus, andar por el círculo), y en español simplemente circunvalación.

Siguiendo estos esquemas generales hemos reconstruido lo que sería la función del Círculo Sagrado de Peraleda. Por un lado sería un asentamiento en forma de círculo orientado al punto donde hoy está Santa María y destinado a recoger, para sus habitantes, la bendición-protección de aquel lugar sagrado. Por otro lado sería la etapa última de las rutas de peregrinación (paganas primero y cristianas después) que venían del este y del sur, en donde los peregrinos se purificaban antes de llegar a su destino final (ya a poco más de una hora de distancia). Ese rito de purificación consistiría en recorrer el perímetro del círculo tres veces en el sentido de las agujas del reloj, para luego probablemente situarse en el justo centro y purificarse y/o cargarse de energía sagrada antes de dirigirse al destino final. De este último paso no estamos tan seguros porque hay de todo, pero lo que está claro es que si alguien cree que el círculo es un condensador de energía de algún tipo (sagrada, telúrica…), el punto del círculo donde la energía se concentra con más intensidad tiene que ser su justo centro, así que quien busque energía es ahí donde debería terminar.

Si las mediciones de Cuarto Milenio son correctas, podemos considerar científicamente probado que energía hay, y a raudales, así que igual que el hombre moderno la percibe de alguna manera y tiene en él efectos de diverso tipo, igualmente el hombre antiguo (y en realidad de todas las épocas) habrá sentido esos efectos y habrá buscado una forma de canalizar esa energía a su favor, pues si para el hombre actual esas cosas son anecdóticas o directamente ignoradas, para el hombre antiguo esas cosas eran de gran importancia y no podían dejárselo escapar así como si nada. El Círculo de Peraleda parece ser su respuesta a esa oportunidad que se les ofrecía.

A partir de ahí, la asociación cultural Raíces de Peralêda decidimos añadir ese descubrimiento a nuestra lista de cosas que podemos ofrecer al visitante. Llevamos meses preparando todo y ahora por fin lo hemos dejado todo listo para sorprender al visitante con una experiencia que no le dejará indiferente, y que puede incluso transformar a quienes tengan la suficiente sensibilidad como para percibir estas energías que siguen activas hoy igual que siempre. Reconstruir el círculo ha sido tarea sencilla, porque está prácticamente intacto, así que nuestra labor ha consistido en señalizar el recorrido e informar.

Desde la puerta del ayuntamiento, en la plaza, unas flechas en el suelo van indicando la dirección hacia el Círculo Sagrado, guiando al visitante por el laberinto de Peraleda hasta el comienzo del Círculo. Allí hay un panel informativo en donde se informa al visitante de lo que es, lo que significa y cómo puede revivir la antigua o ancestral peregrinación. Otra tanda de flechas en el suelo van guiando al moderno peregrino por el Círculo, y terminadas las tres vueltas un par de flechas más le guiarán hasta el centro del Círculo, en donde encontrarán una placa redonda en el suelo con la antigua leyenda “Venite et Implemini” (venid y sed llenos de nuevo). Los más sensibles a estas energías podrán situarse de pie sobre la placa y sentir cómo su ser se recarga y se purifica, tal como debieron hacer multitudes de peregrinos antes que él a lo largo de siglos, probablemente milenios.

Los menos sensibles podrán situarse en pie sobre la placa y hacerse un selfi de los pies.

Es por tanto una experiencia para vivir, para sentir, y estamos seguros de que a algunas personas les llegará a impactar, igual que se dan casos en otros lugares famosos considerados puntos sagrados o energéticos, puntos de poder. El pasado tan ecléctico que ha tenido este lugar hace que su nueva peregrinación valga igual para el cristiano que quiere honrar a la Virgen de la Mata como para el que busca energías o estados de conciencia diferentes. También para los que hoy buscan entre las piedras del vecino dolmen (casi siempre bajo el agua y por tanto fuera de rango) esa energía que les conecta con quién sabe qué. Todos tienen cabida, porque la vivencia es interior, aunque la energía, eso parece, es real y está ahí fuera. Y quien no busque energía, encontrará una experiencia original y diferente que le dará una excusa para disfrutar de otras atracciones que ofrece Peraleda y la zona.

Para nosotros esto ha supuesto conocer mejor nuestra historia, descubrir un nuevo sentido a nuestro hogar, y tener un elemento más (y no pequeño) que compartir con los visitantes, como nuevo recurso que nos ayude a prosperar y conseguir que estas calles que llevamos siglos habitando no vayan ahora a quedarse vacías y muertas.

 

Escrito por Angel Castaño

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