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HOSPITAL DE POBRES Y MENDIGOS
s. XVII


HospitalEste antiguo hospital -vulgo Casa de la Chimenea- fue construido por la Iglesia para prestar atención a los más necesitados, tal como certifica el escudo de su esquina, con el Cordero Pascual. Su llamativa chimenea, rematada por un adorno que sigue el gusto herreriano impuesto por El Escorial, es una de las más destacables de la comarca.

Anterior o posteriormente a este hospital debió de existir otro situado a las afueras del barrio de San Vicente, pues las tierras marcadas en el mapa como 5b son aún conocidas como “El Hospital”.

Un hospital era, antiguamente, un edificio donde se daba alojamiento y cuidados a los peregrinos y transeúntes que pasaban por la localidad (de ahí viene "hospitalidad"). Peraleda siempre fue ruta de paso y es lógico que contara con un albergue de este tipo.

Ya en la Edad Media confluían aquí dos rutas jacobeas que partiendo del centro peninsular seguían el curso del Tajo por el norte y por el sur, para enlazar desde aquí a la Ruta de la Plata pasando por Jarandilla hasta Plasencia y siguiendo luego su curso hasta Santiago. Por esta ruta pasó en 1214 uno de nuestros visitantes más insignes, aunque haciendo el camino inverso. Se trata de San Francisco de Asís, que pisó nuestras tierras en su camino desde Santiago a Toledo con el afán de predicar a los moros de Al-Ándalus, aunque debió de pasar por una granja de monjes que había entre lo que luego sería Peraleda y Valparaíso, pues no fue hasta el año 1276 cuando el rey Alfonso X crea el Señorío de la Peraleda en manos de Don Domingo Velasco, primer Señor y fundador de La Peraleda.

También confluían aquí las rutas que desde la parte norte peregrinaban al Monasterio de Guadalupe, donde se halló la imagen de la Virgen en el siglo XIII, gracias a que en Peraleda estaba uno de los pocos pasos por donde era posible cruzar el Tajo, río que antaño aislaba en gran medida el norte y el sur en toda la mitad oeste peninsular: El Vado de Alarza.

Pero además de esto está el hecho de que hasta finales del XVIII el tráfico principal que iba de Lisboa a Madrid no pasaba, como hoy, por Navalmoral, sino que a la altura de Belvís se dirigía en línea recta, y evitando todos los arroyos, hasta Calzada de Oropesa pasando por Peraleda, y hasta entonces no sólo era este pueblo paso de arrieros y camino de postas, sino de muchos caminantes que iban y venían constantemente, así como vagabundos y pobres de toda condición.

Para impedir que los más menesterosos tuvieran que pasar las noches al raso y también para darles comida y cuidar sus frecuentes heridas, la Iglesia construyó este hospital que consta de un porche con un pozo, un gran patio central y algunas estancias alrededor, con una gran cocina que desahoga por la enorme chimenea ya mencionada que aún hoy se conserva intacta en su tejado.

La construcción del puente en Santa María puso fin a la historia de Peraleda como ruta de paso. Primero los arrieros prefirieron ahora la ruta por el Camino Real, mejor preparado, sin el peligro ya de tener que cruzar el arroyo, y poco después, en 1785, el camino de postas deja de pasar por Peraleda y comienza a hacerlo también por Navalmoral. A partir de entonces el hospital pierde en gran parte su razón de ser y queda desantendido y en estado de semiabandono. La última mención que tenemos a este hospital no puede ser más desoladora. La encontramos en el Interrogatorio de la Real Audiencia, del año 1791:

Ay una casita que se llama ospital tan llena de inmundizia como un establo, sin que ayga quien cuide de su aseo, esta sirbe para los vagos y acaso para malechores, que fuera mejor no la hubiera, pues aunque se visita algunas vezes por el alcalde de la hermandad las mas esta abandonada.

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