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Garbana

Garbana
Atribución de imagen: J. Arias con IA Dall-e

En español: Ya viene la garbana por aquel cerro, pero a mí no me coge porque ya la tengo.

[ sustantivo femenino ]

Chascarrillo que se decía para indicar simplemente que se siente una enorme pereza, refiriéndose a la flojera que entra debido al calor.

Ver: Garbana

• —¿Qué jades ahí tirao? —Ya viene la garbana por aquel cerro, pero a mí no me coge porque ya la tengo.

Campos semánticos: Chascarrillos Dichos

Comentarios:

También se podía decir "pero a mí no me pilla" en vez de "coge".

En otras zonas se usa la versión: "Ya viene la galbana por aquel cerro, venga o no venga yo ya la tengo.".

Etimología:

Del castellano galbana (pereza o desidia). El peraleo incluye el matiz de que esa pereza suele ser causada por el calor del verano. Como en otras muchas palabras peraleas, podemos encontrar tanto la forma con L como con R, debido al habitual lambdacismo peraleo.

Galbana viene del latín galbanum, que a su vez la tomó del griego χαλάβνη (pronunciado jalbane), que la tomó del hebreo helbenah y éste del sumerio hilbaluhu. El nombre se refería a una planta que crece en Persia (Ferula galbaniflua), muy parecida a lo que en peraleo se llaman anises. De ahí se saca una resina gomosa llamada gálbano, que es uno de los componentes que la Biblia menciona para crear el incienso. Con una antorcha hecha de esta planta fue como Prometeo robó el fuego a los dioses para entregárselo a la humanidad.

Durante siglos se ha usado tanto para incienso, como para embalsamar, como para todo tipo de remedios medicinales. Elimina toxinas, trata la contusión, esguince, agujetas, calambres, y su aroma también se usa para relajar el sistema nervioso.

De esa capacidad de relajar los nervios y de distendir los músculos vendrá, sin duda, la asociación con la pereza y la flojera.

 

© Raíces de Peralêda (Peraleda de la Mata, Cáceres, España)
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