La escuela en Peraleda

Publicado el 08/08/2020 

Juan Martín Rubio en la escuela

La primera mención conocida a las escuelas en Peraleda la hallamos en el llamado “Diccionario Madoz”, publicado en torno a 1845. Al describir los edificios que hay en el pueblo se nos dice lo siguiente:

Tiene 500 CASAS, muy pequeñas en lo general; la del ayuntamiento, cárcel, pósito, escuela de niños dotada con 2,000 reales de los fondos públicos, á la que asisten 60; otra de niñas sostenida por retribución en la que se educan 20; iglesia parroquial ‘Santiago Apóstol’, con curato de término y de provisión ordinaria; en las afueras una ermita dedicada á San Vicente; otra ruinosa á San Sebastian, otra al Smo. Cristo de la Humildad, y á su inmediación el cementerio.

Poco podemos nosotros añadir a ello, pero ya en la década de los cuarenta del pasado siglo Peraleda contaba con tres escuelas unitarias, dos de niños y una de niñas. Se las conocía con el nombre de “Escuelas de villa”; aun permanecía en el recuerdo los tiempos en que las escuelas no dependían del Ministerio de Educación sino que lo hacían de las villas o municipios. Ocupaban un edificio viejísimo, de 1880, situado en la plazoleta, frente a la torre, en lo que hoy es el Hogar del Pensionista. Era un edificio oscuro, oscurísimo en los días nublados del invierno. Me pregunto si más de alguna miopía no tuviera aquí su origen.


Escuela de niños – años 20 (el que se mueve no sale en la foto)

Si eran las escuelas oscuras no eran menos frías; carecían de calefacción, lo que obligaba a los niños a llevar en los días crudos del invierno unas latas con brasas que alimentaban con leña recogida durante el recreo en el cercano Olivar de “Caena”. También aquí estaba la causa de los sabañones que enrojecían nuestras manos, y digo nuestras porque yo asistí a estas escuelas de niño. Los guantes eran un lujo desconocido para nosotros, que a veces no teníamos ni zapatos.


Eusebio Castaño, servidor, año 1941

No había patio alguno y se jugaba en los recreos en la vía pública, a pesar de los carros y del abundante ganado, especialmente el bovino, que había por entonces y que transitaban por esta calle.

No era raro que algunos, diestros en el manejo del tirador, aprovecharan el recreo para acercarse a los cercanos olivares de Caena y traerse algunos gorriones con los que completar su dieta carente de proteínas, cosa muy normal en aquellos años de la posguerra, llamados “años del hambre”. Recuerdo a dos de los mayores a los que los pequeños admirábamos cuando les veíamos regresar de Caena con una ristra de “gorriatos”; eran Vidal Galocho y Alfredo Tapones. Al parecer se decía que donde ponían el ojo ponían la piedra. No es de extrañar que ambos terminaran el uno en la Policía y el otro en el Ejército.

Este edificio escolar carecía de toda condición pedagógica e higiénica. Las necesidades fisiológicas se hacían en plena calle; nuestro pueblo desconocía los servicios en aquellos años.

Los niños orinaban en un rincón que formaba un contrafuerte que estaba justo donde hoy se encuentra la entrada al Hogar del Pensionista. Y asómbrense; justo enfrente había un comercio de comestibles, el del Señor Vidal Vega, que a su puerta tenía siempre una cuba de sardinas saladas. ¡Buen maridaje hacían el olor de las sardinas y el olor de los orines!

En estas escuelas unitarias se acogía a niños y niñas con edades comprendidas entre los seis y los doce años de edad. Estaban regentadas por Dª Esperanza Secall, la de niñas, y por D. Ángel Cid y D. Pablo del Santo la dos de niños. Éste último era el Director de las Escuelas Anejas a la Normal de Cáceres y estaba aquí desterrado por sus ideas políticas. Posteriormente al ser juzgado se le expulsó del Magisterio. Fue un excelente maestro, y los que fuimos sus alumnos guardamos de él y de su quehacer profesional un grato recuerdo.


Don Rafael, izquierda, y Don Angel, derecha – años 40

Fue sustituido por D. Rafael, un señor bajito, rellenito (recordaba la estampa de Sancho Panza) y bonachón, a cuya clase asistí solo un curso y del que recuerdo su bondad. Su único castigo consistía en golpearte en la palma de la mano con el cepillo que usaba para limpiar su traje del polvo de la tiza, y que era más una caricia que un castigo, y amonestarte con un “no seas zascandil”.

La Pedagogía reinante por aquellos años se resumía en el dicho “la letra con sangre entra”. La palmeta en la escuela y la alpargata en casa eran instrumentos educativos por entonces. A pesar de esta concepción de la educación he de decir que no recuerdo a ningún maestro que usara en demasía de estas prácticas. Recuerdo la escuela de D. Ángel, que era la de los pequeños; éste al tener que enseñar a leer a los que entraban de nuevo a la escuela, en el tiempo dedicado a esta tarea solía encargar a algún alumno que cuidara la clase. El alumno encargado de este menester con una regla en la mano se paseaba entre los bancos descargando aquí y allí algún que otro palmetazo, sin tener muy en cuenta lo que éste hiciera sino más bien su antipatía hacía él. Claro que la justicia la aplicaba el dañado cuando a su vez se le encomendaba otro día el cuidado de la clase, al recordar cómo le habían atizado a él, injustamente la más de las veces.


Escuela de Aurora la Monja, derecha, y su hermana Carmen, izquierda – años 40

No había por entonces escuelas de párvulos y esta carencia la suplían algunas escuelas de paga que alguien más o menos instruido abría en su propio domicilio. Dos de estas escuelas, la de la Monja, Aurora, y la de la Bene fueron muy concurridas. La de la Monja la llevaban dos hermanas solteras, Aurora Rufo y Carmen Rufo. Aurora quiso ser monja y se fue a profesar en un convento, pero abandonó el convento antes de realizar los votos perpétuos y regresó a Peraleda; de aquí que se quedara con el sobrenombre de “la Monja”.

La de la Bene, también la llevaban dos hermanas solteras, Bene y Margarita. Ambas eran sobrinas de D. Paulino, que fuera Párroco en nuestra Peraleda y que fuera asesinado durante la Guerra, en 1936, por el único delito de ser sacerdote.

La penuria económica de aquellos días obligaba a los niños a incorporarse a la vida laboral siempre que tenían ocasión, sin mirar la edad que tuvieran. Zagales (ayudantes de pastor), jaleadores, (los que con un campanillo daban vueltas por los parcelas sembradas de trigo o cebada para espantar a los pájaros y que estos no se comieran la cosecha), trilladores, aguadores (que traían al pueblo el agua de las fuentes y pozos lejanos) eran los principales trabajos que realizaban. Todo esto hacía que la asistencia a la escuela fuera muy escasa. Para completar su aprendizaje solían acudir en las largas noches de otoño e invierno a escuelas nocturnas.

Proliferaban en aquella época las personas que se dedicaban a impartir estas clases. Todo el que sabía leer, escribir y algo más, montaba en los inviernos algunas de estas escuelas. Recuerdo la del Señor Lorenzo, marido de una maestra, la del señor Rafael, escribiente del Ayuntamiento, la del tío Nino el Romanero, funcionario municipal y abuelo de mis hijos, la del Señor Enrique el cartero, la del señor Andrés, empleado en las oficinas de El Guadalperal, y algunos más.

La natalidad se dispara en esta época; de los 48 nacimientos del año 1938 se llega a los 102 en 1942. Ante este hecho el ayuntamiento, que presidía el Alcalde Lucio García, el 15 de abril de este mismo año en Sesión Ordinaria, acuerda la creación de unas escuelas en condiciones. El alcalde convoca a la Junta Local de Enseñanza Primaria, que estaba formada por el Maestro más antiguo y el más joven de la localidad (éste actuaba de Secretario), un padre y una madre de alumnos, el Médico, el Sacerdote y el Sr. Alcalde, que era su Presidente. Se pidió a esta Junta que presentara una propuesta sobre qué tipo de escuelas era preciso construir según las necesidades pedagógicas; que una vez recibido este informe se pasara a los señores Maestros a fin de que éstos elevasen un documentado escrito para que informen del número de unidades que considerasen necesarias para el desarrollo de una labor pedagógica eficiente.

Seguidamente se reunió a la Comisión Política urbana para que ayudada por un perito práctico, al no haber ningún arquitecto, emitiera un dictamen y propusiesen los terrenos convenientes para su emplazamiento y orientación.

Fue al año siguiente, en 1943, cuando la Dirección General de Enseñanza primaria comunica al Ayuntamiento que va a encargar a la Oficina Técnica de Construcciones escolares la redacción del proyecto, para lo cual el Arquitecto Escolar de la provincia visitará la localidad para la elección del terreno.

Presentado el proyecto del nuevo edificio al Ayuntamiento, éste ve que las posibilidades económicas del Ayuntamiento hacen inviable el proyecto tal como está, por lo que en sesión del 17 de julio de 1944 se acuerda pedir al Arquitecto escolar que prescinda si fuera posible de lavabos, biblioteca y demás dependencias, con lo cual se aminoraría el presupuesto y así el Ayuntamiento pudiese afrontar los gastos.

El Constructor madrileño D. Félix García presenta el presupuesto para la construcción del Colegio, presupuesto que es rechazado por el Ayuntamiento en sesión del 12 de diciembre de 1944 por considerarlo muy elevado.


Doña Feli Camacho – 1948

Fue en 1950 cuando el Ministerio de Educación aprueba la creación de una unitaria de niños, otra de niñas y una más de párvulos. Ante la falta de edificios el Ayuntamiento busca dónde ubicar las nuevas unidades. La unitaria de niñas empezó a funcionar en lo que había sido un salón de baile, el salón del tío Gómez, que estaba en la calle del Señor, esquina a la del Duque de Peñaranda, sitio que ocupa hoy la vivienda de la familia Gallego Quiles. La escuela de párvulos empezó a funcionar en una vivienda particular, situada en La calle de la Alegría esquina a la del Señor, a escasos metros de la otra escuela ya citada.

El Ayuntamiento sigue trabajando para la construcción de un nuevo edificio. A tal fin se pone al habla con los herederos de José Miguel Prieto, propietarios de un solar en la Plazuela del Cristo, colindante con el cementerio y con el camino de Berrocalejo, los cuales aceptan vender el solar en la cantidad de 13.000 pesetas para en él levantar el nuevo edificio escolar.

Por fin en 1952 se inician las obras con sujeción a los planos confeccionados por el Maestro Albañil José Redondo García, vecino del Guijo de Santa Bárbara, quién se compromete a ejecutar la obra por la cantidad de 171.695 pts. de las que cobrará ese año 19.760 pts y el resto al año siguiente.


El nuevo centro, 1954. Se puede leer su primer nombre: Grupo Escolar “Gabriel y Galán”

La carpintería y ebanistería se adjudicó al carpintero local Juan de Dios Fraile Pedraza, en el montante de 53.305 pts, de las que cobrará en el acto de la adjudicación 25.000 y el resto el año siguiente.

El transporte de los materiales corrió a cargo de los vecinos. Terminadas las obras se colocó en el porche de entrada una lápida en cerámica talaverana en la que podía leerse:

“Grupo escolar Gabriel y Galán. Se construyó este grupo en el año 1.952 por cuenta del Ayuntamiento de esta villa importando las obras DOSCIENTAS CINCUENTA Y SEIS MIL CIENTO DIEZ Y SIETE PESETAS CON VEINTE CÉNTIMOS”.

Esta placa, entre otras cosas, certificaba la propiedad municipal del centro. Fue destruida en época de la Transición por algún político municipal que no entendía que esta placa lo que hacía era certificar la propiedad del centro. Tal vez consideraba una provocación que figurase en la placa el escudo nacional, que por supuesto, dada la época de fundación, era preconstitucional. Años después, alguien con buen criterio mandó hacer una nueva lápida con la misma leyenda, aunque la calidad del azul talaverano que tenía la primitiva se echa en falta. Igualmente un escudo nacional que había sobre el arco de entrada a los patios fue también retirado sin que lo sustituyeran por el escudo nuevo.

A este nuevo edificio que consta de cuatro aulas se trasladaron las dos escuelas de niños y las dos de niñas existentes, pasando la de párvulos a ocupar el viejo edificio de la Plazoleta.


Doña Petra y alumnas – años 50 (al fondo la tapia del cementerio y un ciprés)

Ante el aumento de la población escolar y las condiciones económicas, que habían cambiado para mejor, la asistencia a la escuela mejoraba de día en día, por lo que se hizo necesario un nuevo edificio y la creación de más unidades escolares. En 1955 el Ministerio de Educación crea una nueva unidad de párvulos, debiendo el Ayuntamiento proporcionar el local y los materiales necesarios. Así mismo ese año el Servicio escolar de Alimentación concede a nuestras escuelas siete bidones de leche en polvo, como complemento alimenticio de los escolares.

En 1958 el Ayuntamiento compra por 18.000 pts. el terreno que los herederos de Serafín Simón Cartas poseen lindando con los terrenos del Grupo Escolar Gabriel y Galán y el viejo cementerio para construir un nuevo grupo escolar y cuatro casas de Maestros.

Se pide presupuesto al constructor moralo Miguel Alfonso, que presenta un presupuesto de 127.453,68 pts. El Sr. Alcalde Lucio García García consigue que rebajen un 10% de lo presupuestado y tras esto se le adjudica la obra.


Los hermanos Marcial y M°Nieves Fraile Rodrigo – años 50

Este edificio contará con cuatro aulas, llevando cada aula anexa un cuarto para almacén, que pasaron a conocerse como “cuartuchos”. En la parte Este del patio escolar se sitúa un pequeño edificio en donde se pondrían lavabos y servicios. Esta dependencia carecía de utilidad al no haber en el pueblo agua corriente, por lo que fue utilizada como biblioteca y más tarde como sala de manualidades y luego como trastero.

Para las necesidades fisiológicas se recurrió en los años 70 a levantar en la esquina sureste del patio un apartado con bloques de cemento, aprovechando el albañal por el que desaguaba el agua de lluvia. Este pequeño espacio, de unos 5 metros cuadrados, carecía de techo o puerta, aunque su diseño en forma de greca hacía que el interior no fuera visible desde fuera. Dentro no había otro ensolado que la tierra y las hierbas, y se confiaba en que las lluvias, cuando hubiera, arrastraran afuera lo que dentro se acumulaba. Hoy nos parecería cosa bárbara, pero el olor y las moscas eran por entonces algo perfectamente tolerable en una población aún acostumbrada a hacer sus necesidades en los olivares que rodeaban el pueblo. Como papel higiénico no había, cada uno se apañaría como mejor pudiera.


Julián y Antonio, típica foto de escuela con falso fondo

Fue en 1959 cuando el Ministro de Educación y Ciencia, el Excm. D. Jesús Rubio García-Mina, inaugura el nuevo grupo escolar, que recibe el nombre de “Grupo Calasancio”. A este nuevo edificio se trasladaron las dos escuelas de niños existentes, más las dos de nueva creación, quedando en el edificio Gabriel y Galán (el que da al Cristo) las dos de niñas, mas las dos recién creadas, quedando el número total de aulas duplicado. Estas escuelas, que habían sido hasta entonces unitarias, pasan a ser ahora escuelas Graduadas de Niñas y escuelas Graduadas de niños. Dª Petra Chaparro fue la primera Directora del Gabriel y Galán y D. Santos Sánchez el primer Director del Calasancio.

Al parecer, el modelo de este edificio escolar adoptado por el Ministerio había sido premiado en alguna exposición; pese a ello resultó que no se avenía a nuestro clima. Tenía un tejado plano, sin tejas, con una capa asfáltica y la pared sur era una cristalera de arriba abajo dividida en tres partes y solo permitía abrir un pequeño cristal en cada una de ellas. En la práctica funcionaba como un invernadero, lo que hacía que en los meses de junio y algunos de septiembre, se llegara a alcanzar hasta los 42 grados en el interior (atestiguado por un registro de temperatura que llevaban los alumnos de octavo curso).


Ni cornisa ni porche

No tenía cornisa alguna. La noche anterior a su inauguración llovió; como el edificio carecía de cornisa y el tejado era plano el agua de lluvia se escurría por las paredes y a través de las juntas de las cristaleras inundó las aulas. Resultado que cuando el Sr. Ministro fue a inaugurar las nuevas escuelas, estas aparecieron encharcadas. El pueblo con ese toque de humor que le caracteriza dieron en llamar al edificio “la Granja de Pollos”.


El Grupo Calasancio o la “Granja de Pollos” – años 60

Años después se subsanarán en buena parte estas deficiencias, haciendo un nuevo tejado y dando más altura al edificio, agrandando los ventanales, con ventanas que se podían abrir, y añadiendo un porche a lo largo de toda su fachada, con lo que en verano no entraba el sol en las aulas.

En el año 1960, tras la muerte del Alcalde Lucio García y García el Ayuntamiento celebra sesión extraordinaria; en ella el Concejal D. Antonio Lesme Verde, Médico Titular de la localidad, propone a los reunidos que en virtud de los méritos contraídos por el Alcalde fallecido Lucio García y García se dé su nombre a algún edificio construido bajo su mandato y a alguna calle al objeto de que este nombre, y su memoria, pueda quedar perpetuado. Oído al Concejal se acuerda iniciar expediente para que el Grupo escolar Gabriel y Galán pase a llamarse de Lucio García y lo mismo se haga con la carretera, que desde entonces lleva el nombre de Avenida Lucio García.

Se había construido un cementerio nuevo, así que en 1962, pasado el tiempo reglamentario, se hace público que se va a excavar el cementerio viejo situado junto a la ermita del Cristo, para que los que lo deseen lleven los restos de sus familiares al nuevo cementerio, El Ayuntamiento procederá a recoger los posibles restos que queden sin reclamar para depositarlos en el Osario del cementerio nuevo.

El solar que ocupaba el cementerio se cede al Colegio Lucio García para patio de recreo, y durante décadas, este patio siguió siendo conocido por los niños como “el cementerio”, aunque casi ninguno sabía ya por qué se llamaba así.


Don Blas con la clase del 63 (al fondo aún está en pie  la tapia del antiguo cementerio

Estos dos grupos, Lucio García y García y el de Calasancio, se fusionan en 1964 para formar la Agrupación Escolar Mixta, Lucio García. Su primer Director fue D. Santos Sánchez González. Esto permite hacer una cierta graduación de la enseñanza, pero al estar separados los niños de las niñas, no permite dedicar un maestro a cada curso, debiendo los alumnos de distintos cursos compartir un solo maestro. En esta época se traslada a los alumnos de la escuela unitaria de El Guadalperal a Peraleda, cerrándose aquella.


Don Santos y su clase del 63

Con cuatro maestros y cuatro maestras empezó a andar esta Agrupación Escolar que se distinguió desde el principio por la unidad reinante entre ellos y por las ganas de trabajar. En aquellos tiempos fueron pioneros en llevar los nuevos avances tecnológicos a la escuela. Solicitaban a la Cinemateca Nacional préstamos de filminas educativas y con ayuda de un magnetófono les ponían voz y convertían en una peliculilla sonora. Y esto lo hacían después del horario de clase, sin importarles el tiempo extra, que por supuesto nadie les pagaba. La inspección sí reconoce la labor de estos maestros y les premia concediéndoles una subvención para Comedor escolar y otra para ropero. Con el dinero dedicado al ropero se dotó a los alumnos de un uniforme con el anagrama de la Agrupación que muestra entrelazadas las letras A-E L-C (Agrupación Escolar Lucio García).

Con la subvención para Comedor se abre uno en los bajos de las Casas de Maestros. Y quiero dejar constancia del papel que desempeñó la Señora Isidora Simón, conocida cariñosamente como “la Sorda” por tener esta deficiencia, que con el escaso sueldo que se la podía pagar, a más de atender la cocina les daba a los niños cuidados y cariño que muchos no han olvidado. [Si hago mención a la Señora del Comedor es a petición de alguien que leyó esta crónica y me hizo notar que consideraba una falta imperdonable el no recordarla, y yo con mucho gusto le dedico este pequeño pero merecido homenaje, lástima no disponer de una foto suya para acompañar este párrafo]


Don Jose Luís Marquez y su clase del 63

Seis años después la Agrupación escolar se transforma en “Colegio Nacional Lucio García” y se hace mixto, rompiendo así una tradición secular basada en la separación de sexos en la educación. Este novedoso sistema educativo se conoce como “coeducación”. La consecuencia de esto fue que en vez de cuatro aulas para niños y cuatro para niñas, se dispone ahora de ocho aulas para todos. De este modo se hace ya posible dedicar un aula, y un maestro, a cada nivel escolar, lo que supuso un gran avance. Esto ocurrió en 1970, siendo su primer director D. Eusebio Castaño.

Debido a esta ventajosa situación, la Inspección aconseja a los pueblos de alrededor que los alumnos de los últimos cursos, 7º y 8º, que voluntariamente quieran,m pasen a Peraleda. Así se incorporaron a nuestro centro alumnos de Peraleda de San Román y de Mesas de Ibor.


Don Eusebio y su clase del 63

Posteriormente los colegios nacionales pasan a denominarse Colegios Públicos. En cumplimento de lo cual nuestro Colegio cambia de nuevo su nombre al de “Colegio Público Lucio García”, continuando como Director del mismo, el mismo que lo era del Colegio Nacional. El número de alumnos por aula solía variar entre 25 y más de 30, siendo en alguna ocasión necesario desdoblar un curso en dos a causa de la masificación.


Doña Juli con Función teatral en los Salones San Isidro – 1969

El Colegio funciona a decir de la Inspección de Educación satisfactoriamente, llegando a convertirse en punto de referencia y siendo visitado por Maestros de otras Zonas de Inspección aconsejados por sus respectivos inspectores. Un peraleo contaba que viajando en Autorrés había oído a unos señores decir que las escuelas de Peraleda eran de las mejores de la provincia. Sin duda eso sería una exageración, pero lo que sí es cierto es que nuestros alumnos, al pasar a los institutos de Navalmoral, demostraban la buena preparación que llevaban, según declaración de varios profesores de allí, algunos de los cuales en estos años se referían a las escuelas de Peraleda como “la pequeña universidad”.


Doña Juli introduciendo la entonces innovadora “gimnasia sueca” – año 1970


Doña Pepita, inventora de su propio e innovador sistema de lectoescritura, y Doña ?? a la puerta de párvulos, donde hoy está el Hogar del Pensionista – años 60


Almudena Sánchez en párvulos, 1968


La típica felicitación Navideña que se hacía en Párvulos con el Niño Jesús. Mis hijos, Angel en 1970 y Luismi en 1968

Cuando se crean los centros de Colaboración didáctica y pedagógica, premia la Inspección al Colegio creando en él un Centro de Colaboración, a pesar de la proximidad a Navalmoral, al que se le asignan las escuelas de Navalvillar, Castañar, Bohonal, Mesas, Fresnedoso, Valdelacasa, Villar del Pedroso, El Gordo y Berrocalejo.


Exhibición escolar en el importante evento provincial de clausura de la cátedra de la sección femenina – 1970

Una de las aulas, exhibiendo trabajos de los alumnos

Poco a poco se van añadiendo nuevas dependencias al recinto. Se construye un gimnasio junto a la ermita, y también se crea una sala de dirección, sala de profesores, sala de audiovisuales, biblioteca y sala de ordenadores. Para estas dos últimas dependencias se remodelan dos viviendas de maestros que no se usaban y a las que se da acceso desde el patio de recreo. Las otras dos viviendas (eran cuatro las casas de maestros) se dedican a escuelas Infantiles.


Aspecto actual de las Antiguas Casas de Maestros

En 1976, ya disponiendo el centro de agua corriente, se construyen al fin servicios modernos para profesores, niños y niñas, y el antiguo tabique-servicio es derribado.


Aspecto actual del antiguo Grupo Calasancio

En 1980 se construye un moderno edificio destinado a párvulos dentro del recinto escolar; los párvulos abandonan el viejísimo edificio de la Plazoleta, incorporándose al complejo escolar que hoy contemplamos y del que nos sentimos orgullosos los peraleos.

La creación de dos especialidades, una de Educación Física en 1990 y otra de Inglés en 1991, completan la plantilla del Colegio en la actualidad, esperando la creación de una nueva especialidad en Música, que creemos no tarde mucho en ser una realidad.

Poco a poco se van añadiendo nuevas dependencias al recinto. Se construye un gimnasio junto a la ermita, y también se crea una sala de dirección, sala de profesores, sala de audiovisuales, biblioteca y sala de ordenadores. Para estas dos últimas dependencias se remodelan dos viviendas de maestros que no se usaban y a las que se da acceso desde el patio de recreo. Las otras dos viviendas (eran cuatro las casas de maestros) se dedican a escuelas Infantiles.


Aspecto actual del Grupo Escolar Lucio García

Las distintas leyes de Educación que van apareciendo creando la ESO (aparecida con la reforma educativa de 1994) obliga a que los alumnos de los dos últimos cursos marchen a Navalmoral al Instituto; esto y el hecho de suprimir una unidad escolar hace que nuestro colegio deje de ser completo, viéndose obligado a juntar dos cursos bajo un mismo maestro.

En el 2002 el Colegio celebró por todo lo alto los cincuenta años de su funcionamiento. Era su Director D. Vidal Fernández Calvo. Se organizó una Semana Cultural del 27 de mayo al 1º de junio durante la que se llevaron a cabo certámenes literarios de cuentos y poesías, exposiciones fotográficas sobre la vida escolar durante esos cincuenta años, exposiciones de libros y material escolar antiguos, y actividades recreativas y deportivas.


50 aniversario del Grupo Escolar, año 2002

El viernes 31 de mayo se celebró el Día del Centro con juegos en el patio y convivencia entre padres, alumnos y profesores. Se celebró una comida en el patio de las escuelas consistente en una paella y un refrescante gazpacho. Terminó esta conmemoración con la clausura el 1º de Junio a la que se invitó a todos los profesores que lo habían sido en el centro a lo largo de estos 50 años. El programa de la clausura fue éste:

  • 11,00 h. Recepción de asistentes.
  • 11,30 h. Presentación del 50 aniversario.
  • 12,00 h. Misa Extremeña, cantada por el Pucherino.
  • 12,45 h. Actuación de bailes regionales y sevillanas a cargo de antiguos alumnos.
  • 13,30 h. Descubrimiento de una placa conmemorativa y degustación de las típicas floretas peraleas, acompañada de una limonada sin alcohol.
  • 14,00h. Vino de honor y comida de hermandad en el Mesón, sólo para Profesores y padres que quisieron participar.

A esta comida asistieron 60 profesores pese a que fue imposible localizar a muchos de ellos después de tantos años.

Algunos al leer estas notas rememorarán sus años de escolares, como me pasa a mí mismo; otros aprenderán algo de la historia de su colegio que al fin es parte de la historia de Peraleda, finalidad que es la que me ha llevado a redactar estas líneas, en el año de la celebración del 50 aniversario de nuestras escuelas actuales.

Eusebio Castaño

En Peraleda de la Mata. Julio de 2002

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A N E X O

A  petición de algunos ex alumnos paso a recordar a Maestros de aquellos años a los cuales se les recuerda con cariño porque estuvieron el tiempo suficiente en el centro como para dejar huella en  los alumnos. Hay otros muchos que por permanecer poco tiempo entre nosotros, no  causaron tanto impacto.


Don Blas, Don Eusebio y Don Vidal Romero

D. Blas Suárez Mateos (Decano de los Maestros. Muy querido por los compañeros)
D. Santos Sánchez González (Director)
D. Eusebio Castaño Castaño (ídem)
D. José Luis Márquez Jiménez
D. Vidal Romero (Vidalín)
D. Antonio Martín Jiménez
D. Francisco Lozano Barrena (D. Paco)
D. José Antº Odiales
D. Andrés Castaño Rodríguez
D. Ángel Martín Camacho
D. Enrique García Fernández
D. Vidal Fernández Calvo


Don Eusebio, Don Vidal, Don Blas y Don Santos

Dª Petra Chaparro
Dª Mª Luz Brieva Secall
Dª Mª Victoria Carrasco Marcos
Dª Manoli Correas González


Yo, dando un discurso, detrás se puede ver a Doña Manoli y a Don Blas

Dª Guadalupe Rodríguez
Dª Mª Flor Zamora Rodríguez
Dª Juliana Jiménez Martín (Dª Juli)
Dª Pepita Marcos Martín
Dª Carmen Gil Trigoso
Dª Olga Gutiérrez Barquilla
Dª Clorinilde Carretero Fernández (Dª Clori)
Dª Josefa Pulido Núñez (Dª Pepi)
Dª Julia Cabello Toré
Dª Francisca Alonso Risco (Dª Paquita)

 


de izquierda a derecha: Dª Juli, D Eusebio, Dª Paquita, Dª Carmen, Dª Olga, Dª Pepita, D. Antonio, el marido de Dª Carmen, D. Blas (y el pequeño es mi hijo Javi) en 1968

 
 

Escrito por Eusebio Castaño Castaño

Apóyanos con tu firma para salvar el Dolmen de Guadalperal y también para salvar el retablo esgrafiado de Peraleda.

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